NUEVA DELHI.- La histórica cumbre que el hombre fuerte de Pakistán, general Pérvez Musharraf, mantendrá mañana en Agra con el primer ministro indio, Atal Bihari Vajpayee, ha estado precedida por un intercambio de disparos entre soldados de ambos países en la línea divisoria en Cachemira.
Durante la cumbre, que se celebrará en la ciudad india famosa por el monumento funerario del Taj Mahal, se espera un acuerdo para reanudar el diálogo interrumpido hace dos años sobre la disputa territorial de Cachemira, dos de cuyos tres tercios están bajo control de la India y el resto de Pakistán, y motivo de dos de las tres guerras que han librado ambas naciones en medio siglo.
Fuentes militares indias acusaron al Ejército paquistaní de comenzar ayer los ataques contra 33 posiciones situadas en dicha línea fronteriza, lo que forzó a los soldados de Nueva Delhi a responder a los disparos.
Esas fuentes añadieron que los soldados paquistaníes suelen recurrir a esas tácticas para cubrir a los guerrilleros secesionistas musulmanes que entran desde el lado paquistaní en la Línea.
El intercambio de fuego continuaba hoy y fue muy intenso en el sector de Aknoor, precisaron las fuentes.
Los incidentes, que fueron calificados de "rutina", coinciden con el comienzo de una visita de tres días a la India del presidente paquistaní, para reanudar las conversaciones de paz rotas en 1999, cuando los enfrentamientos militares en Cachemira les puso al borde de una cuarta guerra.
No obstante, Musharraf, protagonista de un golpe militar en su país, fue recibido anoche con todos los honores de jefe de Estado en el palacio presidencial Rashtrapati Bhavan por su homólogo indio, Kocheril Raman Narayanan, y el primer ministro, Atal Bihari Vajpayee, que será su principal interlocutor.
Durante la ceremonia, desarrollada bajo un estricto protocolo, Vajpayee recordó que su país no olvidará el sacrificio de sus soldados, en alusión a los 600 que murieron durante los enfrentamientos militares hace dos años en la zona de Kargil.
Los dirigentes indios están convencidos de que fue Musharraf como jefe del Estado Mayor el que diseñó la entrada de los rebeldes islámicos que tomaron el control de varias bolsas de territorio en la Cachemira india, y que provocaron los más graves choques armados entre la India y Pakistán en tres décadas.
Para remedar el pasado, la prensa india invita hoy en sus titulares a Musharraf y Vajpayee a que comiencen una nueva era en sus relaciones que hasta ahora han estado marcadas por tres guerras y tensiones militares agravadas con los ensayos atómicos que ambos países realizaron en 1998.
El momento principal de la visita de Musharraf se producirá mañana, durante su cumbre con Vajpayee, líder del nacionalista hindú Partido del Pueblo de la India, en Agra, 200 kilómetros al sureste de Nueva Delhi.
Ambos líderes expondrán dos posiciones diferentes de ver las relaciones, pues, mientras que Musharraf insiste en que Cachemira centre el encuentro, Vajpayee pretende que se examinen otros asuntos como la proliferación de armas nucleares, prisioneros de guerra, comercio y cultura.
Pakistán, además, defiende la celebración de un referéndum para que la población cachemirí -mayoritariamente musulmana- se una a la India de mayoría hindú o a Pakistán, país en el que el 94 por ciento de la población es musulmana, de acuerdo con las resoluciones de la ONU.