WASHINGTON.- El Departamento de Estado de EE.UU. expresó hoy su deseo de éxito para Argentina, país del que alabó su plan para llevar a cabo un "difícil, pero necesario, ajuste de su economía".
"Argentina es un amigo y un aliado, y tenemos un gran deseo de que tenga éxito", dijo hoy el portavoz del Departamento de Estado, Philip Reeker, pero, al igual que ocurrió ayer, lunes, con el presidente, George W. Bush, no dio pistas sobre si EE.UU. respaldará la aprobación de una asistencia financiera para Argentina.
El viceministro de Finanzas de Argentina, Daniel Marx, jefe de la delegación argentina que negocia en Washington con el Fondo Monetario Internacional (FMI) una posible ayuda financiera, se reunió hoy con responsables del Departamento de Estado.
Según dijo Reeker, Marx se entrevistó con Tony Wayne, subsecretario de asuntos económicos en el Departamento de Estado, y con un representante de la oficina encargada de América Latina.
La delegación argentina lleva a cabo intensas gestiones con el FMI y con el Gobierno de Estados Unidos para que aprueben una nueva ayuda financiera de entre 6.000 y 9.000 millones de dólares.
De momento el FMI y el Gobierno de Estados Unidos no han expresado su apoyo público a una posible ayuda adicional, que sin la aprobación de Washington no saldría adelante.
Preguntado directamente si apoya un nuevo préstamo para Argentina, el portavoz de la diplomacia estadounidense refirió la cuestión al Departamento del Tesoro, que sólo dijo que está "evaluando" la situación.
"Aplaudimos la determinación de Argentina de hacer el difícil, pero necesario, ajuste a su economía, lo que ayudará a restablecer el crecimiento", apuntó Reeker.
En diciembre pasado, el FMI y otros organismos multilaterales de crédito, el Gobierno de España, bancos privados y fondos de inversión se comprometieron a aportar 39.700 millones de dólares hasta 2002 como asistencia para Argentina.
El Gobierno de Fernando de la Rúa reclama ahora una ayuda adicional al FMI ante el empeoramiento de la situación económica en el país, la salida de depósitos de los bancos y el temor de los inversores a que Argentina no pueda hacer frente a los pagos de su deuda externa.
