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Arzobispo de Sydney propone impuesto para parejas divorciadas

La fiscalía del gobierno desestimó la idea señalando que el divorcio "ya impone no sólo una tensión emocional sino también un importante esfuerzo financiero". El fiscal general Daryl Williams añadió: "No creo que sea una buena idea que el aspecto financiero determine que las personas continúen o no una relación".

24 de Agosto de 2001 | 08:55 | DPA
SYDNEY.- El arzobispo de Sydney, George Pell, fue condenado hoy duramente por proponer que la parte culpable en un divorcio pague un impuesto.

Pell, que argumenta que el divorcio afecta tanto a la sociedad que debe ser castigado con impuestos, pidió al gobierno que se "comprometa con la familia por encima de otras formas de vida que las personas puedan elegir".

La fiscalía del gobierno desestimó la idea señalando que el divorcio "ya impone no sólo una tensión emocional sino también un importante esfuerzo financiero". El fiscal general Daryl Williams añadió: "No creo que sea una buena idea que el aspecto financiero determine que las personas continúen o no una relación".

Además de proponer un impuesto para la parte culpable de la ruptura de un matrimonio, Pell se pronunció a favor de beneficiar a parejas que permanezcan unidas por décadas y tengan muchos niños.

"¿Por qué el matrimonio tiene que ser el único contrato que las personas puedan romper sin un castigo?", se preguntó Pell.

Describiendo los años 50 como una era dorada en la que los hombres trabajaban y las mujeres permanecían en sus casas, Pell llamó a volver al sistema impositivo que favorecía a las madres que no trabajaban.

"Deberíamos ligar las pensiones a la cantidad de niños que tiene una pareja, o considerar una reducción del uno por ciento en la tasa impositiva que las personas casadas pagan por cada año que permanecen casadas o por cada niño que tienen menor a 18 años", sostuvo.

Las propuestas de Pell fueron criticadas inmediatamente por los comentaristas sociales, que señalaron que castigar a las parejas por romper un matrimonio resultaría en menos bodas aún.

Según las últimas encuestas, el 29 por ciento de los hombres y el 23 por ciento de las mujeres en Australia no quieren casarse y más de un tercio de los matrimonios acaba en divorcio.

El abogado Robert Benjamin dijo que las propuestas de Pell son absurdas y que su idea de cementar el matrimonio con un impuesto al divorcio está condenada al fracaso. "Mientras la Iglesia enseña que el matrimonio es de por vida, el comportamiento humano demuestra que no lo es".

También se señaló que si el matrimonio es la institución perfecta para estructurar la sociedad, no tiene consistencia el hecho de que la Iglesia Católica niegue sus beneficios a los sacerdotes.

Pell, nombrado recientemente al frente de la diócesis más importante de Australia, ya ocupó titulares en su puesto anterior en Melbourne al negarse a dar la comunión a personas abiertamente homosexuales.
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