MOSCU.- Rusia y Estados Unidos parecieron acercar hoy otra vez posiciones sobre el tratado ABM y el escudo antimisiles durante una conversación telefónica entre los presidentes George. W. Bush y Vladímir Putin.
Un comunicado oficial del Kremlin y una declaración del ministro ruso de Defensa, Serguéi Ivanov, dieron a entender el fin de un enfriamiento Moscú-Washington en las últimas semanas.
Durante el enfriamiento por las divergencias en sus "consultas" sobre desarme nuclear, Moscú llegó a amenazar con cancelar la visita de Putin el próximo noviembre al rancho de Bush en Crawford, Texas.
Pero según la nota del Kremlin sigue en pie la intención de Putin de aceptar la invitación que le hizo Bush en julio pasado en Eslovenia para recibirlo en su rancho.
Casi al mismo tiempo, Ivanov manifestó que Moscú podría aceptar "teóricamente" algunas enmiendas al tratado ABM de 1972 que prohíbe desplegar escudos antimisiles como el que pretende Washington y al que se opone rotundamente Rusia.
La conversación entre los dos presidentes, que fue "a iniciativa de la parte estadounidense" según el comunicado ruso, abordó las dos próximas cumbres bilaterales y sus preparativos, dijo el Kremlin.
Bush y Putin "coordinaron" su previsto encuentro en octubre en la ciudad china de Shanghai con motivo de la cumbre del Foro Económico Asia-Pacífico (APEC).
La conversación también reflejó "la satisfacción por la dinámica del desarrollo de las relaciones bilaterales y por la intensidad de los contactos a distintos niveles de cooperación en los planos político, militar, económico y otros".
Ambos presidentes subrayaron que China "será una etapa importante en la preparación de la cumbre ruso-estadounidense en su pleno formato", en alusión a la prevista visita al rancho texano.
El Kremlin anunció la conversación Bush-Putin minutos después de que Ivanov dijera que Moscú está dispuesto a aceptar "algunas enmiendas" al ABM presuntamente para permitir el despliegue del polémico escudo antimisiles.
Pero el ministro matizó que las enmiendas no deben alterar la esencia del ABM y afirmó que Moscú todavía está a la espera de aclaraciones norteamericanas sobre el proyecto concreto de escudo y la reducción paralela de las armas nucleares ofensivas.
Tanto la llamada telefónica de Bush a Putin como la declaración de Ivanov se produjeron la víspera de una nueva ronda de consultas entre ambos países en torno a la llamada "estabilidad estratégica".
Douglas Feith, subsecretario norteamericano para Política de Defensa, se reunirá el martes y el miércoles en Moscú con el segundo jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia, general Yuri Baluyeski.
La cita es continuación de la serie iniciada tras el acuerdo de Bush y Putin en Eslovenia para vincular el debate sobre el ABM y el escudo defensivo con la reducción de arsenales ofensivos.
Pero tras media docena de rondas entre los titulares de Defensa, Asuntos Exteriores, consejeros de Seguridad Nacional y expertos militares, las consultas no han logrado avances sustanciales.
EE.UU. mantiene su postura de que el ABM está anticuado por impedir la defensa ante eventuales ataques nucleares de países como Irán e Irak, mientras Rusia sigue en su criterio de que alterar o derogar el tratado abriría una nueva carrera de armamentos.
Moscú dio muestras de impaciencia e irritación hace dos semanas, cuando Bush dijo que EE.UU. denunciaría unilateralmente el ABM "en un momento conveniente" para su país, lo que se interpretó en el Kremlin como una señal de ineficacia de las reuniones bilaterales.
Entre otros indicios de un claro enfriamiento, el propio Putin dijo la semana pasada a EE.UU. con ironía que posiblemente Washington "sea tan fuerte que no necesite ninguna negociación o acuerdo".
En el caso de que Bush haga efectiva su promesa de hacer uso de la cláusula del ABM que permite denunciarlo con seis meses de aviso, Moscú sólo podría
"extender las manos" o "encogerse de hombros", según afirmó el Presidente ruso.
Junto a esta visible muestra del enfado ruso, fuentes oficiosas del Kremlin filtraron esos días a la prensa que también podría cancelarse la visita de Putin al rancho de Bush en Texas.
Las fuentes aseguraron que el viaje del Presidente ruso no es un fin "en sí mismo" si no se esperaran resultados concretos.