WASHINGTON.- El Presidente George W. Bush aseguró este viernes a un país golpeado por el terrorismo que los Estados Unidos estarán a la altura de su responsabilidad histórica y "erradicarán la maldad del mundo".
El Mandatario aprobó la convocatoria de millares de reservistas y el Congreso se apresuró a aprobar una partida inicial de 40.000 millones de dólares para reconstruir las zonas afectadas y tomar medidas de represalia.
"Esta nación es pacífica, pero cuando se indigna es feroz", dijo Bush en una ceremonia religiosa celebrada tres días después del ataque terrorista contra blancos de Nueva York y Washington. "Este conflicto comenzó a la hora y en las condiciones fijadas por otros. Pero terminará a la hora y en la forma que decidamos nosotros".
En la ceremonia se rindió tributo a un total calculado en unas 5.000 víctimas de los ataques. "Leeremos todos esos nombres con detenimiento y conoceremos sus historias, y muchos norteamericanos llorarán", dijo el Presidente.
Funcionarios del gobierno han identificado al exiliado saudí Osama bin Laden como el principal sospechoso de organizar los ataques de esta semana. El FBI divulgó los nombres de 19 individuos que según dijo habían atacado los cuatro aviones, uno de los cuales cayó sobre una zona rural de Pensilvania debido al parecer a una lucha de los pasajeros con los secuestradores.
La ceremonia fue televisada a nivel nacional, en un día que el Presidente dedicó a las oraciones y a recordar a los caídos. También este viernes, el Bush convocó a 50.000 miembros de la Guardia Nacional y la Reserva, mientras el Senado aprobaba por unanimidad la asignación de 40.000 millones de dólares para los esfuerzos antiterroristas y de limpieza.
Bush se reunió con su gabinete en la Casa Blanca, bajo el ruido constante de los helicópteros. Los miembros de la Guardia (milicias estatales) y la Reserva (militares en retiro que pueden ser convocados) ayudarán en los esfuerzos de recuperación y seguridad, dijeron funcionarios.
El secretario de la Defensa, Donald H. Rumsfeld, inició la sesión con una oración, en la que pidió "paciencia para controlar nuestras ansias de acción, resolución para fortalecer nuestra obligación de guiar, sabiduría para iluminar nuestra búsqueda de justicia y fuerza en la defensa de la libertad".
Después de votar en favor de la solicitud de ayuda financiera, el Senado se dedicó de inmediato a discutir la segunda medida: el respaldo del uso de la fuerza contra lo que Bush y muchos legisladores han llamado una guerra contra los terroristas, la cual fue aprobada en forma unánime de 96 a 0.
Bush prometió una campaña global contra el terrorismo y aquellos como Osama bin Laden, al tiempo que los estadounidenses continúan consternados por los ataques que costaron la vida a miles de personas en Nueva York y Washington. "Nuestro país es fuerte. Grandes personas se han movilizado para defender a una gran nación", dijo Bush el jueves cuando planeaba una respuesta militar, consultaba con líderes mundiales y consolaba a los dolientes. La lucha contra el terrorismo, dijo Bush, "es ahora la prioridad de mi gobierno".
Pero la recuperación es desigual -en el mejor de los casos- en este país, que fue puesto en el límite. Las autoridades sacaron al vicepresidente Dick Cheney, que permaneció todo el tiempo en la Casa Blanca; mantienen los mercados bursátiles cerrados un día más; y muy lentamente, vuelve a activarse el tráfico aéreo.
La información gubernamental "sugiere que no hemos visto el fin de la amenaza actual", dijo un funcionario estadounidense, quien habló a condición de permanecer en el anonimato, y citó la preocupación de que los terroristas puedan atacar de diferente forma ahora que la seguridad en los aeropuertos ha aumentado.
El recuento de muertos da un panorama sombrío, que está llamado a empeorar.
El alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, dice que 4.763 personas continúan desaparecidas en el sitio donde se encontraba el Centro Mundial de Comercio, las torres donde los dos primeros aviones comerciales secuestrados se estrellaron cargados de combustible la mañana del martes. Hay 184 muertes confirmadas.
En el Pentágono, se calcula que hubo 190 muertos, tras el estallido del tercer avión. Mientras que en el cuarto avión secuestrado, que cayó en un área rural de Pensilvania, 65 personas murieron.
En Nueva York, los equipos rescatistas trabajan las 24 horas, pero su labor se dificultó con las lluvias de la madrugada del viernes. Los resultados de sus esfuerzos entre los escombros son desalentadores, y miles de personas permanecen en la zona del desastre sin poder regresar a sus hogares.
El viernes temprano, investigadores encontraron grabadoras de datos de vuelo y de voz (cajas negras) de la cabina de pilotos del jet que se estrelló contra el Pentágono. El jueves las autoridades hallaron una grabadora de datos del avión que cayó en Pensilvania.
Funcionarios gubernamentales dijeron que no hay ninguna respuesta militar inminente, pero eso no evitó que fuera discutida. "Yo creo que Osama bin Laden debe decir sus plegarias", dijo el presidente de la Cámara de Representantes Dennis Hastert poco después que el gobierno de Bush nombró al expatriado saudí como el principal sospechoso de los ataques.
Amenazas de bomba obligaron al desalojo de la Gran Terminal Central y muchos otros edificios en Nueva York, mientras que en la capital, otra amenaza de bomba obligó a los legisladores a abandonar el Capitolio.