KUWAIT.- Kuwait anunció este lunes que Estados Unidos ya tiene acceso a sus bases para cualquier operación de represalia militar tras los atentados suicidas en Nueva York y Washington, pero aun cuando este país no ha pedido el uso específico de sus instalaciones militares.
El ministro kuwaití de Relaciones Exteriores, jeque Sabah al-Ahmad al-Sabah, dijo a los periodistas que Estados Unidos "no ha pedido nada" de Kuwait en su lucha contra el terrorismo global.
Pero cuando se le preguntó si el estado conservador musulmán permitiría que Estados Unidos use las instalaciones en caso de ataques, el jeque dijo que "las instalaciones ya existen. ¿Por qué se engañan a ustedes mismos? y agregó, ¿No hay bases kuwaitíes con aviones británicos y estadounidenses desplegados?, ¿No hay portaaviones (norteamericanos) en aguas internacionales en el Golfo?".
Kuwait, país que fue liberado de siete meses de ocupación iraquí por una fuerza internacional liderada por Estados Unidos en 1991, ha condenado enérgicamente los ataques del 11 de septiembre en Washington y Nueva York y le ha asegurado al gobierno norteamericano su respaldo.
Estados Unidos y Gran Bretaña tienen una variedad de aviones de combate desplegados en Kuwait para operaciones relacionadas con Iraq, además de tropas terrestres y equipos de artillería pesada estadounidenses.
Varios analistas dicen que aunque Washington podría pedir asistencia militar a sus aliados en el área, también está interesado en que intensifiquen sus esfuerzos para poner fin a un presunto flujo de fondos provenientes de la región rica en petróleo a grupos extremistas musulmanes.
Asimismo, sostienen que Washington quiere asegurar un suministro constante de productos refinados del petróleo para la maquinaria de guerra estadounidense.
El jeque Sabah dijo que se espera que el gobierno discuta el tema de las operaciones de organizaciones caritativas musulmanas en su próxima reunión, el domingo.
Diplomáticos árabes y occidentales dicen que los fondos de algunas organizaciones caritativas del golfo Pérsico terminan en las manos de Bin Laden y de grupos radicales, aunque algunas de las organizaciones han desmentido enérgicamente las acusaciones.