KABUL, Afganistán.- Los ministros del movimiento integrista Talibán se reunieron este jueves en la capiotal del país, Kabul, y amenazaron a la oposición, y especialmente a los simpatizantes del depuesto rey Mohammad Zahir Shah, con castigos muy severos si apoyaban al ex monarca, a quien calificaron de "marioneta de Estados Unidos".
El movimiento adoptó una actitud desafiante mientras Estados Unidos movilizaba una imponente fuerza militar para su campaña de "lucha contra el terrorismo", al tiempo que realizaba intensos contactos diplomáticos para convencer a los países de la región de la necesidad de actuar contra el gobierno afgano y su huésped, el militante islámico Osama Bin Laden.
Al respecto, el gobierno de Pakistán dijo que las evidencias que le fueron mostradas por Estados Unidos sobre la vinculación de Bin Laden con los ataques del 11 de septiembre contra las Torres Gemelas del World Trade Center, en Nueva York, y la sede del Departamento de Defensa, en las afueras de Washington, eran "impresionantes".
Funcionarios del movimiento Talibán contactados por teléfono desde Islamabad declinaron ofrecer detalles de la reunión, pero el conservador grupo islámico, que ha rehusado entregar a Estados Unidos al millonario disidente de la corona saudita, enfrentaba una fuerte lucha para mantener el apoyo de las poco cohesionadas tribus que conforman gran parte del país, dijeron expertos.
Las presiones sobre el movimiento Talibán aumentaron cuando Pakistán dijo que había recibido el primer paquete de pruebas que según Estados Unidos vinculan a Bin Laden con los devastadores atentados del 11 de septiembre en Washington y Nueva York, un requisito indispensable para su apoyo pleno a Estados Unidos.
"Estamos impresionados", declaró el ministro paquistaní de Relaciones Exteriores, Abdul Sattar, a la cadena estadounidense de televisión por cable CNN cuando le preguntaron sobre la calidad de las pruebas, un documento secreto de 20 páginas. "Una vez más, pedimos a Estados Unidos que publique esta información, porque es la comunidad mundial la que estará haciendo el juicio", agregó.
El Presidente paquistaní, Pervez Musharraf, dijo esta semana que los días del Talibán estaban contados y expresó que deseaba reunirse con un enviado del depuesto rey afgano, quien trata de presentar una alternativa al gobierno del Talibán.
Musharraf opinó que era necesario el establecimiento de un gobierno de base amplia para el empobrecido país de Asia Central.
El Primer Ministro británico, Tony Blair, quien dijo que las pruebas estadounidenses vinculan al menos tres veces a Bin Laden con los ataques suicidas del 11 de septiembre, planea visitar Pakistán el viernes, mientras el secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, recorre la región en busca de apoyo para las acciones militares.
Es poco probable que Washington lance una operación contra Bin Laden o el Talibán hasta que Blair y Rumsfeld hayan regresado a sus respectivos países. Sin embargo, el líder espiritual del Talibán, Mullah Mohammad Omar, no pareció estar preocupado por el alejamiento de Pakistán, después de más de cinco años de apoyarlo.
La reciente conducta de Pakistán ayudó a destacar que el Talibán no recibe órdenes de nadie, afirmó Omar en una breve declaración a la radioemisora del gobierno afgano, "La Voz del Shariat". "He estado en Pakistán sólo una vez, para buscar tratamiento médico para las heridas que recibí en la jihad (guerra santa) contra las tropas soviéticas de ocupación. Nuestro movimiento es autóctono", dijo.
Sin embargo, otras señales de que el cerco se está cerrando alrededor del movimiento Talibán, que ha dicho reiteradamente que Bin Laden es un huésped de honor de Afganistán, llegaron de sus enemigos en el norte.
En el pequeño territorio controlado por la oposición afgana, el ministro de Relaciones Exteriores de la Alianza Norte, doctor Abdullah Abdullah, dijo que estaban recibiendo nueva ayuda militar de Rusia e Irán para su campaña contra el Talibán, y reveló por primera vez que conversaban con Estados Unidos.
"Me he reunido cara a cara con funcionarios estadounidenses en estos días", dijo Abdullah el miércoles a los periodistas en el bastión de la oposición de Jabal-us-Saraj, 70 kilómetros al norte de Kabul. "En términos concretos e inmediatos, ésta es una coordinación de esfuerzos para erradicar el terrorismo de Afganistán", agregó el personero.
La Alianza controla sólo cinco por ciento de Afganistán, pero es aún reconocida por la ONU y ha ganado nuevo impulso desde los atentados del 11 de septiembre, ocurridos dos días después del asesinato de su jefe militar, el general Ahmad Shah Masood, atribuido también a Bin Laden.