BUENOS AIRES.- El gobierno argentino formalizará mañana por escrito la última oferta a los gobernadores para que firmen un acuerdo fiscal y político que les permita superar la crisis de financiamiento de sus presupuestos.
Según la minuta enviada el domingo por el jefe de gabinete, Chrystian Colombo, a los gobernadores José Manuel de la Sota, Adolfo Rodríguez Saá y Carlos Reutemann, la Nación se compromete a lograr que desde esta semana los bancos privados "claven" la tasa para préstamos a los estados provinciales en 7%.
También les asegura desde 2002 algún piso de coparticipación contra la cesión
provincial de un recorte de 13% para 2001 sobre la garantía actual que es de US$ 1.364 millones. Les reconoce además a las provincias la deuda por el no cumplimiento de ese piso entre agosto pasado y diciembre próximo y que la pagará parte en dinero efectivo y parte en bonos LECOP.
A las provincias que se financien en el llamado Fondo Fiduciario (las que tienen problemas, que son la mayoría) las diferencias por atrasos en los pagos y para pagar la brecha entre la tasa de 7% que le cobren los bancos y la tasa real de mercado, se les entregarán también bonos LECOP.
El grupo más selecto de provincias sin problemas financieros -Santa Fe, Bs Aires, Santa Cruz, La Pampa y San Luis- recibirá, si se firma este pacto mañana, un bono "monetizable", es decir, descontable por efectivo (pesos o dólares) de manera inmediata en el sistema financiero.
El gobierno ofrece una prueba de amor de que cumplirá la promesa: ordenará al Banco Nación, depositaria de los fondos coparticipables, que les autorice a los bancos privados a llevarse el dinero que les corresponde en pago de deudas con provincias respetando ese techo de 7%, y no más. Es decir, que controlará el sistema del llamado "goteo" por el cual los bancos se cobran las deudas, y garantizará la financiación de las diferencias con bonos de diverso corte.
Según el periódico Ambito Financiero, la celeridad con que parece destrabarse el entuerto Nación-provincias tiene una razón: la amenaza de las provincias, que en la queja actúan como un bloque solidario, de romper las conversaciones y buscar una ley que les devuelva la totalidad de los fondos fiscales a que creen tener derecho.
Según esa hipótesis de ruptura, con el impuesto al cheque coparticipado y los fondos sin detracciones por adelantos a cuenta y una tasa más baja lograda directamente con los bancos privados tras renegociar su deuda, los gobernadores están cerca de creer que no necesitan ningún nuevo pacto fiscal con el gobierno nacional. Con eso se evitan el costo político de aparecer pactando con un Fernando de la Rúa en emergencia total y le restan el principal rédito para la Nación: conseguir que él logre el sustento político necesario para que cuele la principal dificultad, que está en la recompra de deuda con los inversores externos.
Este cuadro explica que Nación y provincias crean que en las próximas 48 horas tiene que estar firmada alguna paz. Los gobernadores están desde el viernes en turno de pago de sueldos y tienen dificultades para cumplir; la Nación precisa exhibir ya mismo que la oposición de adentro y de afuera pone el piso imprescindible para la suerte externa del programa.
Por eso mañana parece precipitarse el duelo final:
El Senado, manejado por el peronismo, se dispone a hacer coparticipable el
principal impuesto no coparticipable que alimenta las arcas nacionales, el que grava las operaciones financieras. Es el desafío más fuerte y echa a andar una nueva relación de las provincias con la Nación. Se basa en la hipótesis de que les irá mejor sin un piso de garantía del envío de fondos de coparticipación (hoy fijado en los incumplibles US$ 1.364 millones) y cobrando la parte que le tocaría de la ley del cheque y con la eliminación de los "adelantos" que recortan a otros impuestos coparticipables.
La Nación asegura que tiene la clave para sentarlos a los gobernadores a firmar entre hoy y mañana un acuerdo que les reconozca la deuda entre lo prometido por el piso y lo efectivamente enviado (que es menos por la caída de la recaudación y la pérdida del crédito) con bonos LECOP a rescatar por la Nación. Esa clave es la renegociación de la deuda que mantienen las provincias con la banca privada para clavar la tasa en 7%. Se lo prometió Cavallo a los gobernadores cuando comenzó este round de negociaciones y con eso logró que las provincias hicieran la principal cesión: que desde enero de 2002 acepten un recorte de 13% sobre ese piso de coparticipación de US$ 1.364 millones. Pero después de casi un mes de idas y vueltas esa cláusula era hasta ahora un deseo que no pasó, en todos los borradores de acuerdo, de un compromiso del gobierno nacional de hacer los mejores esfuerzos para lograr la tasa de 7%.
La distracción de Economía en la última semana con el lanzamiento del paquete de medidas le hizo postergar la conversación con los bancos privados sobre la deuda de los otros (las provincias). Eso dio tiempo para que los gobernadores reforzasen su posición también en este punto clave: desde la última semana han comenzado conversaciones directas con los bancos, que les están ofreciendo la misma tasa de 7% que les prometía Cavallo pero sin la intermediación de éste. ¿Por qué aceptarle esto al ministro, se preguntaban este fin de semana varios gobernadores, si podemos lograrlo nosotros de manera directa?
Si la tasa de 7% era condición para bajar 13%, al canasto el acuerdo.
Liberados de este peso, a los gobernadores sólo les queda negociar lo que en el fondo hoy le interesa más a la Nación: el apoyo político para que De la Rúa viaje a los Estados Unidos esta semana llevándose todos los apoyos formales que lo asistan en cualquier reproche sobre la debilidad de su gobierno. Este acuerdo se hace en otro terreno y De la Rúa ha ordenado que cedan lo que sea necesario para lograr algún pacto.
Las provincias confían en que le soltará lo único que, en este cuadro optimista que se han formado, les puede dar Cavallo: dinero en efectivo para la coyuntura y la promesa de que a futuro las participarán de esa nueva solución argentina a los problemas argentinos que son las LECOP.
Que la distancia hoy entre la Nación y las provincias es más política que económica explica que el jueves por la madrugada apareciese como nuevo negociador por la parte del gobierno Ramón Mestre. El ministro del Interior apareció sorpresivamente en el Consejo Federal de Inversiones y se declaró enviado de De la Rúa. Se sentó con Adolfo Rodríguez Saá, Jorge Sobisch y Carlos Rovira a anunciar que tenía el mandato presidencial de lograr algún acuerdo, el que fuera. Los gobernadores recurrieron al rap de quejarse de que Cavallo desbarata todo lo que alcanza con ellos Chrystian Colombo. Mestre debió admitir
que en la oreja presidencial vale más Cavallo que el jefe de Gabinete. "Y a "Mingo" ustedes lo conocen mejor que yo. ¿Qué les voy a contar?", se lamentó de su misión.