SYDNEY.- El Partido Liberal ganó hoy las elecciones generales en Australia, según reconoció el líder laborista, Kim Beazley, quien felicitó al Primer Ministro, John Howard, por su reelección.
"Tengo que admitir la derrota. Hemos perdido las elecciones", indicó Beazley, tal y como hizo en 1996, en los anteriores comicios, pese a que el escrutinio de votos no había concluido.
De esta manera, el Primer Ministro australiano, el liberal John Howard, volverá a gobernar en coalición con el Partido Nacional los próximos tres años.
"No puedo expresar el honor que siento de ser reelegido como Primer Ministro de uno de los países más grandiosos del mundo. Mi compromiso es servir a los australianos en los próximos tres años, defender la libertad y continuar con el apoyo a los amigos americanos", declaró Howard a la prensa.
Calificó esta noche de "maravillosa" y dijo que "no sólo ganamos por tercera vez consecutiva, sino que hemos obtenido el mejor resultado electoral desde 1996".
Los laboristas concedieron la victoria a Howard cuando la Comisión Electoral llevaba escrutado el 78,54 por ciento de los votos, que daban al Partido Liberal un 42,49 por ciento de los sufragios, por delante del 38,44 por ciento de los laboristas.
Ante una multitud congregada en un local de su partido ubicado en Perth, su ciudad natal, Beazley también presentó su renuncia al frente del Partido Laborista, al que accedió en 1996 tras la derrota del entonces Primer Ministro, Paul Keating, también ante Howard.
"No es mi intención seguir siendo el líder del Partido Laborista australiano", dijo el derrotado en las urnas, tras expresar su gratitud a esta formación política.
También felicitó a Howard por su victoria y dijo sentirse orgulloso porque -a su juicio- el laborismo "peleó duro en una magnífica campaña bajo unas circunstancias adversas".
"Los problemas de las escuelas públicas y de la tercera edad estarán aquí mañana", manifestó Beazley, quien, durante su campaña, insistió en los problemas de la sociedad australiana.
Por su parte, Howard centró su campaña en el apoyo a Estados Unidos en la guerra contra el terrorismo internacional y en el rechazo de la llegada de más inmigrantes a Australia, lo que le valió la victoria.
