LIMA.- Con un repudio categórico al terrorismo y advertencias sobre sus devastadores efectos económicos, los gobernantes de América Latina, España y Portugal inauguraron el viernes la XI Cumbre Iberoamericana.
La Presidenta panameña, Mireya Moscoso, hablando en su calidad de anfitriona de la anterior cumbre, dijo que los ataques a Estados Unidos el 11 de septiembre "han dado un vuelco a la humanidad", y expresó "el repudio al terrorismo en cualquiera de sus manifestaciones".
Advirtió que los ataques "que hasta hace poco sólo cabían en la imaginación, son ahora una realidad aterrorizante que causa desestabilización económica y alimenta mayor recesión".
El Presidente peruano, Alejandro Toledo, condenó el terrorismo "venga de donde venga".
Instó a sus colegas a trabajar por hacer de la primera década del siglo "la década del crecimiento económico y la creación de empleo productivo para nuestros pueblos".
Esa, dijo, es también una forma de combatir el terrorismo.
"No hay paz donde existe pobreza", dijo Toledo.
La intensa preparación de la cumbre incluyó reuniones de cancilleres y ministros de Hacienda, que elaboraron las propuestas que aprobarán los presidentes, incluyendo un compromiso de coordinar sus esfuerzos contra el narcotráfico.
Por primera vez en estas citas, está ausente el Presidente cubano Fidel Castro. En su reemplazo asiste el vicepresidente Carlos Lage porque Castro decidió permanecer en la isla al frente de los trabajos de recuperación tras el huracán Michelle, uno de los peores en décadas.
Uruguay y Honduras también enviaron a sus vicepresidentes.
Un borrador de declaración para la Cumbre califica los atentados a Estados Unidos de "actos de barbarie, porque constituyen una afrenta a la dignidad humana y una amenaza a la democracia".
Se cree que la Cumbre expresará un claro respaldo a Estados Unidos en su respuesta a los ataques, pero advertirá que ella debe realizarse dentro de los marcos de la carta de las Naciones Unidas y las resoluciones del Consejo de Seguridad.
Agrega el borrador que los países negarán todo tipo de refugio a los terroristas o sus mentores, y coordinarán sus leyes para evitar la impunidad.
"Existe la necesidad de asegurar el sometimiento a juicio o extradición" de los responsables de terrorismo, dice la declaración, aplicando leyes locales y el derecho internacional.
La situación económica internacional ocupará también la atención de los presidentes y será objeto de una declaración aparte, se dijo. En ese contexto, se analizará la situación Argentina.
En vísperas de la cumbre, Toledo pidió "démosle una mano" a la Argentina, no sólo por solidaridad con un país de la región, sino también por los efectos que su crisis puede tener más allá de sus fronteras.
La aguda crisis ha llevado a la Argentina al borde de la cesación de pagos de su deuda, desatando protestas sociales y alimentando un agudo desempleo. Los temores de devaluación en ese país han hecho temblar los mercados en otras naciones de la región.
Las autoridades desplegaron un masivo aparato de seguridad en torno a la Cumbre, incluyendo vigilancia con buques de guerra en la costa central.
El viernes se informó que fueron hallados abandonados en un campo deportivo de Lima 100 kilogramos de explosivos que habían sido robados dos días antes cuando eran trasladados a una base naval.