TOKIO.- Una semana después de su nacimiento, los japoneses pudieron ver el sábado por primera vez a la pequeña princesa Aiko, la más joven descendiente de la dinastía más antigua del mundo.
Llevando a su hija en brazos protegida con una manta blanca, la princesa Masako se inclinó varias veces ante los médicos y las enfermeras al abandonar el hospital situado en el recinto del palacio imperial, en el centro de Tokio.
La esposa del príncipe heredero Naruhito dio a luz el sábado pasado a su primer bebé en ocho años de matrimonio.
Masako, que cumple 38 años este domingo, y Aiko se encuentran bien de salud, dijeron los responsables de la Casa Imperial.
La princesa, ex diplomática, había tenido un aborto natural en diciembre de 1999.
El público pudo ver por primera vez la cara sonrosada y enmarcada por cabellos negros de la pequeña, dormida en brazos de su madre.
"Duerme bien", ha dicho Masako al padre de la niña, que fue cada día al hospital a ver a su hija desde el nacimiento.
La pareja y la niña regresaron el sábado a su palacio de la capital japonesa, donde 2.600 policías fueron desplegados para garantizar su seguridad.
Unas 3.500 personas hicieron ondear banderas con los colores del sol naciente y gritaron "felicidades Masako" al paso del cortejo.
Masako, que tenía a su bebé al lado, saludó a la gente con la mano desde el coche.
La ley que rige en Japón desde hace menos de dos siglos excluye a las mujeres de la sucesión al trono, por lo que la pequeña Aiko no podrá ser nunca emperatriz, salvo que se modifique dicha legislación. De hecho, el tema está ya planteado en el país.
El Partido Liberal Demócrata, el principal de la coalición gubernamental, abrió ya un debate con miras a revisar la ley, que puede lograrse mediante voto parlamentario por mayoría simple.
El Primer Ministro, Junichiro Koizumi, es aparentemente favorable a la modificación de la ley, al igual que un 70% de la población, según un reciente sondeo.
Ningún varón ha nacido en la familia imperial desde el príncipe Akishino, de 36 años, hermano menor del futuro emperador Naruhito, de 41, y la dinastía más antigua del mundo -con más de 2.500 años, según la leyenda- podría extinguirse por falta de herederos masculinos si se mantiene la ley que excluye a las mujeres.