JERUSALEN.- La violencia se intensificó este domingo con la muerte de cinco palestinos en Cisjordania, a manos del Ejército israelí, y con un atentado suicida en Haifa (norte de Israel), horas después, al que Israel prometió responder "con dureza".
Tras el atentado suicida de Haifa, que causó más de una decena de heridos, el Primer Ministro israelí, Ariel Sharon, mencionó la posibilidad de que se refuercen las operaciones militares israelíes en los territorios palestinos.
Cuatro policías palestinos murieron en una incursión de soldados israelíes en territorio autónomo palestino en Anabta, en el norte de Cisjordania.
Los agentes viajaban a bordo de un todoterreno cuando un helicóptero disparó misiles contra su vehículo y soldados israelíes abrieron fuego con ametralladoras sin darles el alto previamente, señalaron responsables de los servicios de seguridad palestinos.
Pero un portavoz militar israelí afirmó que los policías murieron durante un tiroteo con los soldados.
El ministro palestino de Información, Yasser Abed Rabbo, afirmó que la muerte de cuatro policías era "un asesinato premeditado" destinado a sabotear los intentos para que vuelva a reinar la calma a la región.
Poco después, un taxista palestino murió por disparos efectuados por un tanque israelí cerca de Jenín, en el norte de Cisjordania, informaron fuentes médicas palestinas.
Un portavoz militar precisó que la operación en Anabta y en la vecina localidad de Ramim tenía como objetivo "detener a palestinos implicados en actividades terroristas", cinco de los cuales fueron arrestados.
Horas después de esas incursiones, un palestino hizo estallar una carga explosiva que llevaba consigo en una estación de autobuses en Haifa, en el norte de Israel. Más de una decena de personas resultó herida, la mayoría de levedad.
El ataque ocurrió a las 07:30 de la mañana (05:30 horas GMT) en un día laboral en Israel, cuando la intersección, al este de Haifa, estaba llena de vehículos y peatones.
Minutos después de la explosión, brotaron llamas del cuerpo del atacante, que yacía en la calle delante de la parada de autobuses. Bomberos israelíes, temiendo otra explosión, dirigieron sus chorros de agua hacia el cuerpo.
Ningún grupo se atribuyó el ataque.
Dos policías mataron a balazos al kamikaze, herido tras provocar la explosión, explicó el jefe de la policía de Haifa, el comisario Yaakov Borovski.
Con esas muertes, el balance de víctimas desde el inicio de la Intifada el 28 de septiembre de 2000 asciende a 1.063 personas, de las que 817 eran palestinas y 223 israelíes.
La Autoridad Palestina condenó el atentado de Haifa y prometió arrestar y juzgar a sus instigadores.
Por su parte, un alto responsable de la presidencia del consejo israelí aseguró a la AFP que el Ejército israelí responderá "con dureza" a ese atentado.
"Según la decisión del Gobierno, el Ejército israelí responderá con dureza a este atentado terrorista en Haifa", declaró el dirigente que pidió conservar el anonimato.
Entre las medidas que podrían tomarse figuran incursiones en territorio palestino para "castigar a quienes envían a los terroristas" y "operaciones de intercepción selectivas", término con el que se suele designar la eliminación de activistas palestinos.
El responsable precisó que los ataques "contra el terrorismo forman parte de una operación llamada salvaguarda" y afirmó que el Ejército "se encarga de todo lo que se supone que la Autoridad debe hacer contra el terrorismo y no hace".
Señaló que las fuerzas de seguridad palestinas, "que no hacen nada contra los terroristas o incluso colaboran con ellos, como la Fuerza 17 y el Tanzim, constituyen objetivos legítimos".
La Fuerza 17 es una unidad que se encarga de la seguridad del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasser Arafat, y el Tanzim es el nombre que se da a los grupos armados vinculados al Fatah, el movimiento de Arafat.
"En cambio, no atacaremos a los servicios que no apoyan a los terroristas, como el servicio de seguridad preventiva en Cisjordania del coronel Jibril Rajub", subrayó ese responsable.
