SYDNEY.— Las estrellas volvieron a lucir el sábado sobre Sydney por primera vez en una semana después que un clima más frío ayudó a miles de bomberos a contener 100 incendios forestales en el estado más poblado de Australia.
Empero, y pese a disiparse el humo, las autoridades advirtieron que los incendios podrían salir nuevamente de control si los vientos del interior pronosticados para el domingo elevan las temperaturas en el verano del hemisferio austral a los 40 grados centígrados.
"Mañana será uno de los días potencialmente más peligrosos que encaramos como comunidad", dijo el sábado el primer ministro de Nueva Gales del Sur, Bob Carr, a la radio de la Australian Broadcasting Corporation.
La Luna perdió su color rojizo y el humo se disipó el sábado con la llegada de una brisa fría y cargada de humedad procedente del mar, que contuvo los incendios desatados en Nueva Gales del Sur y en torno a su capital, Sydney.
"La brisa marina favorable ayuda en los suburbios occidentales de Sydney", dijo Kevin O’Loughlin, de la Oficina de Meteorología de Nueva Gales del Sur.
Los bomberos utilizaron la tregua para abrir cortafuegos y realizar contraincendios en zonas boscosas y en torno a las viviendas amenazadas. El jefe de los bomberos de Nueva Gales del Sur Phil Koperberg pidió a los residentes en un frente de 600 kilómetros que guarden la calma.
"El clima en las próximas 36 horas no ayudará a contener las llamas", dijo Koperberg.
Las llamas avanzan desde hace una semana por Nueva Gales del Sur y la mitad de los incendios forestales fueron dolosos, según las autoridades. Los incendios más peligrosos arden en el parque nacional de las Montañas Azules, a 80 kilómetros al oeste de Sydney.
Más de 150 viviendas han sido destruidas y más de 4.400 personas fueron evacuadas ante el incendio de miles de hectáreas de bosques y pastizales, aunque no hubo muertes. Las empresas de seguros estimaron los daños en más de 50 millones de dólares australianos (25 millones de dólares.)