Beijing.- Un empresario de Hong Kong que introdujo en China decenas de miles de biblias destinadas a una secta prohibida por el gobierno fue sentenciado hoy a dos años de prisión, después de que el Presidente de Estados Unidos, George W. Bush, interviniera para evitar su condena a muerte.
Lai Kwong-keung, de 38 años, fue encontrado culpable de dirigir un negocio ilegal, informó el reverendo Chan Kim-kwong, secretario del Consejo Cristiano de Hong Kong, horas después del juicio, celebrado en la provincia oriental china de Fujian.
El juicio de Lai se pospuso hasta hoy después de que Bush, que viajará a China el próximo día 21, expresara públicamente su preocupación por el caso y pidiera una investigación al Departamento de Estado.
Las presiones de Washington obligaron a las autoridades judiciales a rebajar los cargos desde el uso de un culto para socavar la aplicación de la ley, al de dirigir un negocio ilegal relacionado con el transporte de biblias.
Lai fue detenido en mayo pasado, tras introducir 33.080 biblias en el país, junto a dos ciudadanos chinos que fueron condenados también hoy a tres años de cárcel, y a pagar una multa de 18.100 dólares estadounidenses cada uno.
Dicha versión de la Biblia, editada por el fundador de un grupo cristiano conocido como "los que gritan", prohibido por Pekín en 1995, no está autorizada a circular en el país, donde toda actividad religiosa está controlada por los órganos estatales.
La secta, que debe su nombre a la práctica de rezar a gritos durante sus ceremonias, tiene su sede en el sudeste de China y cuenta con unos 500.000 seguidores.