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Berlusconi se ve obligado a ir al Parlamento por caso Biagi

Marco Biagi fue asesinado por las reaparecidas Brigadas Rojas a las puertas de su domicilio de Bolonia, en pleno enfrentamiento entre Gobierno y sindicatos por la reforma del mercado laboral, que llevó a la convocatoria de una huelga general.

01 de Julio de 2002 | 08:30 | EFE
ROMA.- La polémica en torno a la última víctima de las Brigadas Rojas, el asesor gubernamental Marco Biagi, se ha recrudecido tras la dimisión del ministro del Interior, Claudio Scajola, rechazada por el jefe del Ejecutivo, Silvio Berlusconi, que se ha visto obligado a anunciar que comparecerá en el Parlamento.

Esta dimisión de ida y vuelta fue recibida como una "burla" por la oposición de centroizquierda, que ahora presiona al Primer Ministro antes de un cara a cara parlamentario, fijado inicialmente para el próximo miércoles, que se anuncia "explosivo".

Por delante, el líder de El Olivo, Francesco Rutelli, ha sembrado el terreno de minas, al declarar que "todo el peso de la situación ha recaído ya sobre Berlusconi, que se juega el Gobierno".

Con este mar de fondo, las críticas se acentuaron hoy contra el ministro del Interior por sus despectivas declaraciones sobre el profesor Biagi, al que se refirió como "un pelmazo, que sólo quería la renovación de su contrato como asesor" del titular de Trabajo.

Su precisión de que no se reconoce en esas afirmaciones, no le sirvió a Scajola de eximente, ya que se produjeron en medio de un debate que le afecta de lleno: la denuncia en unas cartas por el asesor asesinado el pasado 19 de marzo de que temía un atentado porque le había retirado la escolta.

Un anterior ministro de Trabajo con el Gobierno de El Olivo, Tiziano Treu, con quien también colaboró Biagi, tomó hoy la palabra para subrayar lo que llamó "pasividad y cobardía del ministro".

"Es vergonzoso que en lugar de encontrar a los asesinos se insulte a los muertos", dijo, sin descartar que en la anunciada comparecencia parlamentaria el centroizquierda pida formalmente la dimisión de Scajola.

Treu insistió en los mismos argumentos que pusieron ayer sobre la mesa los líderes de la oposición, los amigos y compañeros universitarios del propio Biagi y hasta el actual ministro de Trabajo, Roberto Maroni, destacado dirigente de la Liga Norte.

Maroni, a quien Scajola puso por testigo de la afirmación de que su asesor Biagi era un "pelmazo" que no pintaba nada en el diálogo social, montó en cólera y se alineó contra su colega de Gabinete.

En una nota pública, el ministro de Trabajo pidió a Scajola "un desmentido creíble o que envíe sus excusas a la mujer y los hijos de Biagi, dejando a su conciencia cualquier otra determinación".

Esa otra determinación llegó en forma de dimisión, que Berlusconi no aceptó, tal y como al parecer se había pactado previamente en una reunión de urgencia en Cerdeña con el vicepresidente del Ejecutivo, Gianfranco Fini.

Berlusconi apeló a la "unidad frente al terrorismo" para salvar la cara a su ministro mas preciado, pues no en vano Scajola es el hombre que relanzó y dio sentido territorial a Foza Italia, el partido con el que il Cavaliere se lanzó a la arena política.

Pero Scajola lo tiene complicado, ya que, en las declaraciones que ahora dice que creía que estaba haciendo en tono confidencial a los periodistas, hay otras perlas envenenadas, como cuando dijo que si Biagi hubiera llevado escolta, habrían muerto tres.

Marco Biagi fue asesinado por las reaparecidas Brigadas Rojas a las puertas de su domicilio de Bolonia, en pleno enfrentamiento entre Gobierno y sindicatos por la reforma del mercado laboral, que llevó a la convocatoria de una huelga general.

El caso volvió la semana pasada al primer plano informativo en Italia, a raíz de la publicación de diversas cartas, dirigidas a responsables institucionales, en las que Biagi denunciaba su miedo y el hecho de que le hubieran retirado la escolta.

"Deseo que se sepa que si me ocurre algo había informado inútilmente a las autoridades", advirtió el profesor de Derecho Laboral, que en uno de las misivas acusa a Sergio Cofferati, líder del principal sindicato italiano, de haberle "criminalizado" por su apoyo a la flexibilidad laboral. Otro cabo aún por atar.
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