BRASIL.- La campaña para las elecciones del 6 de octubre próximo en Brasil comenzó hoy a ritmo de carnaval, con la izquierda armando una auténtica fiesta y el candidato del Gobierno, José Serra, quitándole hierro a su sostenida caída en las encuestas.
El inicio de campaña estuvo marcado por el optimismo de los militantes del socialista Partido de los Trabajadores (PT), cuyo líder Luiz Inácio Lula da Silva, de 56 años, encabeza desde hace seis meses los sondeos, con un 40 por ciento de las preferencias.
El primer acto de la campaña de Lula fue una animada marcha por Sao Paulo, ciudad en la que comenzó a forjarse en la vida política, hace unos veinte años.
El ex tornero dijo a los periodistas que hoy debía ser un ’’día de fiesta’’ para los brasileños, que ’’comienzan a imaginar un futuro mejor para todos’’.
Acompañado por los principales dirigentes de su partido, Lula se contagió del ritmo de samba que le dieron a la marcha militantes armados de tambores y ensayó unos pasos del ritmo más característico de Brasil.
La alegría del PT contrastó hoy con la sobria inauguración de la campaña del oficialista José Serra, abanderado de los partidos de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y Movimiento Democrático (PMDB), quien no quiso comentar demasiado su situación en los sondeos. ’’Esto apenas empieza’’, dijo.
Según el último sondeo del reconocido Instituto Vox Populi, Serra, de 60 años, ha pasado del segundo al tercer lugar y tiene un 17 por ciento de intención de voto, con tendencia a caer.
El candidato del Gobierno tuvo hoy un primer encuentro con los electores en Teresina, capital del estado de Piauí (noreste), donde tras una breve manifestación se reunió con líderes regionales de los partidos que le respaldan.
En segundo lugar se sitúa ahora, con un 18 por ciento, el ex ministro de Hacienda Ciro Gomes, abanderado de un frente de centro izquierda que en las elecciones de 1998 quedó en tercer lugar, por detrás de Lula y del actual presidente, Fernando Henrique Cardoso.
Gomes, abogado de 44 años, comenzó su campaña proselitista en Sobral, ciudad del estado de Ceará (noreste) en la que fue criado y donde hoy dijo que ’’faltan tres meses para las elecciones y todo puede cambiar’’, en alusión a sus posibilidades de descontar la ventaja que lleva Lula.
El cuarto de los candidatos presidenciales de peso, Anthony Garotinho, disfrutó de su popularidad en Río de Janeiro, estado que gobernó hasta abril pasado.
Garotinho, a quien se le atribuye un 12 por ciento de apoyo, visitó una popular zona comercial de la ciudad y viajó a Mozarlandia (noreste) donde se reunió con 5.000 mujeres evangélicas, religión que él mismo profesa y cuya doctrina ha incorporado a su discurso político.
Aunque la campaña comenzó en la calle, los analistas políticos sostienen que la verdadera contienda será en la televisión, que estará disponible para los candidatos a partir del 20 de agosto.
En Brasil, país de dimensiones continentales y 8,5 millones de kilómetros cuadrados, las campañas han sido siempre mediáticas, dada la dificultad que los candidatos tienen de llegar personalmente al electorado.
Además de los cuatro principales aspirantes a la presidencia, hay otros dos candidatos, ambos de izquierda, que ni siquiera son tomados en cuenta por las encuestadoras.
Son el izquierdista Rui Costa Pimenta, del Partido de la Causa Obrera (PCO), y el empresario José María de Almeida, del Partido Socialista de los Trabajadores Unificado (PSTU).
Además de presidente, los brasileños elegirán a los gobernadores de las 27 entidades federales y renovarán las asambleas regionales, los 503 miembros de la Cámara de Diputados y los 81 del Senado.
Aunque las inscripciones en el registro electoral cerraron ayer, viernes, las autoridades aún no disponían de informes detallados con el total de candidatos que hoy comenzaron a recorrer el país.
