WASHINGTON.- El gobierno estadounidense, en un intento por impedir una guerra comercial por el acero a nivel mundial, anunció el jueves 178 exoneraciones a las altos aranceles que el Presidente George W. Bush había impuesto en marzo para proteger a la castigada industria nacional.
Las recientes excepciones, que son las más numerosas que se hayan concedido, aumentan la cantidad de acero excluido de los aranceles a 3,2 millones de toneladas métricas, casi un cuarto de las 13,1 millones de toneladas métricas de acero extranjero que cubría la orden previa.
Las empresas acereras estadounidenses acusaron al gobierno de ceder ante las presiones extranjeras y de incumplir con una promesa de su campaña presidencial, en que prometía hacer un mejor trabajo que el gobierno del ex Presidente Bill Clinton en la protección de empleos para los estadounidenses.
"Claramente, estamos contrariados", dijo Gary Hubbard, vocero de la Confederación de Trabajadores Metalúrgicos de Estados Unidos.
La decisión de Bush en marzo de conceder amplias tarifas protectoras que ascendían hasta un 30% para un período de tres años, fue tomada en cumplimiento de promesas que hizo durante la campaña electoral a los trabajadores metalúrgicos, a quienes les prometió que no los olvidaría.
Pero su decisión provocó una severa reacción por parte de los aliados comerciales de Estados Unidos, encabezados por los 15 países de la Unión Europea y el Japón, que presentaron quejas ante la Organización Mundial de Comercio, y amenazaron con tomar medidas de represalia a menos que el gobierno de Bush modificara la orden.