JERUSALEN.- El primer ministro israelí, Ariel Sharon, aventaja ampliamente en los índices de popularidad a los dos aspirantes laboristas a disputarle el cargo en las próximas elecciones, Benjamín Ben Eliezer y Amran Mitzna.
Un 58 por ciento de los israelíes considera que Sharon, líder del bloque de derechas Likud que llegó al poder en marzo del 2001 tras una aplastante victoria sobre el entonces primer ministro laborista Ehud Barak, está más capacitado que Ben Eliezer para ese cargo.
El sondeo, elaborado el pasado fin de semana por el Instituto Dáhaf y dado a conocer hoy por el diario "Yediot Aharonot", revela también que el 21 por ciento de los israelíes considera que ninguno de los dos debería ser primer ministro.
Cuando se le enfrenta con Amran Mitzna, el otro aspirante laborista a obtener la candidatura de su partido, Sharon obtiene el 50 por ciento de la preferencias expresadas, frente al 30 por ciento del actual alcalde de la ciudad de Haifa, que defiende posturas pacifistas.
La misma investigación estudia la postura de los israelíes con respecto al estancado proceso de paz con los palestinos y revela que un 67 por ciento considera que los acuerdos de Oslo "no han beneficiado a Israel", mientras que el 21 por ciento cree lo contrario.
En ese sentido, el 54 por ciento afirma que, tras casi dos años de Intifada, está dispuesto a hacer menos concesiones que antes, cuando Israel y la ANP estuvieron muy cerca de llegar a un acuerdo tras las rondas de negociaciones de Camp David y Taba, en el verano del 2000 y enero del 2001 respectivamente.
A pesar de ello, la gran mayoría de los israelíes -un 67 por ciento- está a favor del acuerdo recién alcanzado con los palestinos para comenzar a pacificar la zona, y que es conocido como "Gaza y Belén primero", si bien el 31 por ciento se opone a él.
Con respecto a los asentamientos judíos, los israelíes también parecen dispuestos a algún tipo de concesión, y un 52 por ciento considera que el Gobierno debe retirarse de "dos o tres" de ellos como "gesto de buena voluntad" hacia la ANP, siempre y cuando se conserve la calma y "no haya atentados durante un período de tiempo".
Casi la otra mitad, el 48 por ciento, se opone a cualquier tipo de retirada israelí de los asentamientos.
A lo que los israelíes no parecen dispuestos por el momento, ni siquiera "después de un período sin atentados", es a permitir que los trabajadores palestinos vuelvan a Israel, postura que respalda un 61 por ciento frente a un 36 que la apoya.
Desde que comenzó la "Intifada de Al-Aksa", en septiembre del 2000, Israel prohíbe la entrada de obreros palestinos en su territorio por temor a atentados suicidas y otros ataques, en una medida que los palestinos perciben como un castigo colectivo.