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Indonesia: Los más afortunados ya tienen agua y comida

Pero persiste el trauma de haber perdido a familiares y pertenencias y de tener que empezar de cero.

08 de Enero de 2005 | 15:55 | EFE
INDONESIA.- Casi dos semanas después del maremoto, centenares de desplazados indonesios tienen acceso a agua potable, comida y medicinas, pero persiste el trauma de haber perdido a familiares y pertenencias y de tener que empezar de cero.

Son, a pesar de todo, desplazados afortunados porque se encuentran en Banda Aceh, la capital de la provincia de Aceh, en el norte de la isla de Sumatra, por donde entra la mayor parte de la ayuda humanitaria para las víctimas del maremoto del 26 de diciembre.

"Mis hermanos y yo dormimos en el comedor cerca de la puerta y la dejamos abierta porque tenemos miedo a un nuevo terremoto", comentó la indonesia Biba, quien perdió a su padre y a uno de sus hermanos.

Una vez cubierta la atención médica de urgencia de los refugiados en Banda Aceh, han empezado a llegar a la zona equipos de psicólogos para ayudar a los damnificados a superar la difícil situación.

En el centro de acogida habilitado delante de la televisión pública indonesia en Banda Aceh, una acehnense de 16 años empieza a llorar cuando recuerda la llegada de las olas gigantes y cómo quedó atrapada entre los escombros. "Todavía me duelen las costillas y no puedo comer mucho, pero estoy bien aquí. Me quedé atrapada y no me podía mover. Tenía mucho miedo pero mi hermano me salvó", relató la chica.

Ambos hermanos han quedado huérfanos y residen por ahora en el campamento de refugiados que atiende el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), sin que tengan muy claro su futuro.

Faye Scarlet, una de las siete psicólogas de Médicos sin Fronteras, señaló que "los más difíciles son los adolescentes, se encuentran muy perdidos, les cuesta hablar con nosotros porque tienen miedo que los demás crean que están locos". Para aproximarse a ellos, trabajan en unidades móviles con equipos de doctores. "A todos los pacientes les atiende primero un médico pero cuando creen que alguno necesita atención psicológica aparecemos nosotros", explicó la psicóloga.

Indicó que muchos de los afectados que atienden presentan síntomas de estrés agudo: problemas respiratorios, dolores de cabeza y desórdenes alimenticios. Resaltó el espíritu de supervivencia de los pacientes pese a todo lo sufrido. "Estoy muy sorprendida con la fuerza de los acehnenses. Lo han perdido todo pero nos dicen que quieren recuperarse pronto, que tienen que sobrevivir", manifestó Scarlet.

Esta misma impresión sacó el equipo de médicos españoles del SAMUR que colaboran en tareas humanitarias en Banda Aceh desde hace ocho días. "Hay algo que es absolutamente increíble y es que esta gente que ha sufrido una tragedia que no se puede describir con palabras sigue haciendo su vida", indicó Javier Quiroga, jefe del equipo español. "Lo han perdido todo pero siguen sonriendo", señaló en la planta superior de la antigua universidad de medicina, que han convertido en un dispensario médico.

Quiroga también destacó que además varias personas se han ofrecido como voluntarias para trabajar con ellos, entre las que se encuentra la pediatra Bunda Naya, a la que han adoptado como médico y como intérprete.

Bunda trabajaba en el hospital provincial, que estaba situado justo enfrente de la antigua universidad de medicina, pero quedó absolutamente destruido por el terremoto y las olas gigantes.

Más de 150 pacientes y el 40 por ciento de la plantilla murieron dentro del edificio y todavía ahora se pueden ver camillas flotando a varios centenares de metros porque los alrededores permanecen inundados.

La persistente lluvia que caía hoy en Banda Aceh provocó inundaciones en varias zonas de la ciudad y dificultó las tareas de evacuación de cadáveres, que todavía no han finalizado en la capital y que se encuentran muy retrasadas en regiones más inaccesibles.

Un grupo de 15 residentes de Calang, una de las ciudades costeras más cercanas al epicentro del maremoto y que perdió al 70 por ciento de su población de 10.000 habitantes, llegó hoy a pie a Banda Aceh con avanzados síntomas de deshidratación después de siete días de caminata.

Los supervivientes avisaron a las autoridades de que otros grupos de refugiados se encontraban también de camino, todos a pie porque las carreteras están intransitables para los vehículos.
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