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Fieles comenzaron a visitar tumba de Juan Pablo II

El Vaticano decidió restringir el acceso a la gruta donde está enterrado el fallecido Pontífice para evitar una masiva afluencia de personas que pudiera dañar el lugar.

13 de Abril de 2005 | 07:01 | Agencias

Los peregrinos han podido entrar en grupos reducidos.

Una larga fila de fieles espera su turno para visitar la tumba.
ROMA.- Un primer grupo de fieles entró en la mañana de hoy en las grutas situadas bajo la Basílica de San Pedro en Roma para visitar la tumba del papa Juan Pablo II.

Otros cientos de creyentes, entre ellos muchos procedentes de Polonia, el país natal del fallecido pontífice, esperan a la entrada de las grutas el momento para poder desfilar ante la tumba de Karol Wojtyla, fallecido el 2 de abril y enterrado el pasado viernes tras una ceremonia fúnebre presenciada por millones de personas.

Fue la primera vez que el público tuvo acceso a la tumba desde que fuera sepultado el pontífice el viernes y cientos de personas hicieron fila desde varias horas antes de la apertura de la tumba, a las 7.00.

El Vaticano pidió a los fieles que no depositen flores en la tumba. Varios vigilantes están apostados en el lugar con la orden de impedir que los creyentes se detengan demasiado tiempo ante el sepulcro para rezar.

En un principio, el Vaticano tenía intención de abrir la cripta más rápidamente al público, pero luego decidió aplazar el acceso ante el temor de que se originara una afluencia demasiada masiva a las estrechas grutas.

La tumba de Juan Pablo II está situada a pocos metros del sepulcro del apóstol Pedro y está cubierta por una sencilla losa de mármol.

Masiva peregrinación

Todas las previsiones apuntan a que la sepultura del Pontífice polaco se convertirá en meta privilegiada del peregrinaje católico, más aún con la sucesión de milagros que se atribuyen a su intercesión y que no han hecho sino acrecentar su fama de santidad.

Antes de que abrieran la Grutas Vaticanas a las 07.00 hora local (05.00 GMT), cerca un millar de personas hacían ya cola -algunos cientos de ellas desde la madrugada- para ser las primeras en acercarse a la tumba de Juan Pablo II.

Tras pasar el detector de metales, los fieles se encaminan hacia la cripta a través de un corredor situado a la derecha de la basílica, al final del cual deben bajar unos escalones.

La tumba de Juan Pablo II, como la de Pablo VI, está excavada en el suelo y cubierta con una lápida de mármol blanco, ligeramente elevada, en medio de los sarcófagos que llenan de pompa este lugar reservado al enterramiento de Papas y, excepcionalmente, de las reinas Catalina de Suecia y Carlota de Chipre.

En un ambiente de recogimiento, los peregrinos desfilan ante la sepultura del Papa Wojtyla, sin poder detenerse para no frenar el flujo, y fijan su vista en la inscripción sobre el mármol de su nombre ’’Joannes Paulus II PP’’ y las fechas de su pontificado.

Un bajorrelieve de la Virgen con el Niño adorna la pared interna de la cavidad abovedada donde se ubica la tumba, en cuya cabecera se ha colocado una maceta de calas blancas de verdes hojas relucientes y a sus pies, un pequeña vela votiva siempre encendida.

Algunos fieles de cierta edad recuerdan a su paso que en ese mismo lugar se alzó durante 37 años el sarcófago del Papa Juan XXII, trasladado en 2001, por decisión de Karol Wojtyla, a la basílica vaticana para facilitar su culto, tras ser proclamado beato.

Cerca de mediodía la llegada de peregrinos fue amenizada por dos bandas de música polacas, la de Lodz y la juvenil de Zambrow, que tocaron canciones tradicionales de su país e himnos religiosos, con la mirada puesta en la ventana del Palacio Apostólico a la que durante casi 27 años se asomó cada miércoles el Pontífice fallecido.

Cardenales oran

La tarde del martes, los cardenales oraron ante la tumba del Papa, en lo que sería un último homenaje antes de abrir las grutas. De dos en dos, con ropajes carmesí, los cardenales se pusieron al pie de la tumba de Juan Pablo II e inclinaron sus cabezas.
El miércoles, continúan con los preparativos para elegir a un nuevo pontífice.

El Colegio Cardenalicio se reúne diariamente antes del inicio del cónclave el 18 de abril, para orar en solicitud de inspiración divina, conocerse entre sí manejar los asuntos diarios de la iglesia.

Ello incluye las finanzas de la iglesia, en momentos en que la Santa Sede ha operado con déficit durante al menos tres años consecutivos.

Los asuntos económicos ocuparon a los cardenales en sus dos últimos encuentros previos al cónclave esta semana, lo cual indica la gravedad de los problemas que enfrenta el Vaticano con sus 2.674 empleados asalariados y crecientes gastos.

La declaración financiera del 2003, la última en ser dada a conocer, informó sobre ingresos de 250 millones de dólares, 11 millones menos de lo reportado en gastos.
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