Funeral del palestino Luay Saadi, comandante del grupo Jihad Islámica fallecido tras recibir varios disparos de soldados israelíes. |
TULKAREM.— Miles de palestinos acudieron hoy al entierro de un comandante de la Jihad Islámica, al día siguiente de ser muerto en un tiroteo con soldados israelíes que ocasionó una nueva ola de violencia.
Luay Saadi, líder del ala militar de Jihad Islámica en Cisjordania, y uno de sus cómplices murieron ayer en un tiroteo en el campamento de refugiados de Tulkarem, en Cisjordania. Horas después, guerrilleros de Jihad Islámica dispararon dos cohetes de fabricación casera contra Israel desde la Franja de Gaza.
Israel, que prometió actuar en forma contundente contra cualquier ataque lanzado desde Gaza tras su retirada de esa franja costera el mes pasado, respondió disparando con artillería y cohetes desde un helicóptero contra las zonas utilizadas por los guerrilleros en el norte de Gaza para disparar los cohetes.
A primeras horas de hoy, la aviación israelí lanzó cohetes contra un edificio de la aldea de Beit Hanoun, al norte de Gaza y que era utilizado por las Brigadas de los Mártires de El Aksa y contra un segundo edificio de Jihad Islámica en el campamento de refugiados de Rafa, al sur de Gaza, dijeron el ejército israelí y varios funcionarios palestinos. El ataque de Rafa hirió levemente a una mujer de 65 años y a un bebé de 4 meses, además de herir levemente a otras tres personas, dijeron funcionarios de sanidad palestinos.
La Autoridad Palestina dijo hoy que emplazó fuerzas en el norte de Gaza para evitar el disparo de cohetes. No fueron lanzados más cohetes tras los ataques del lunes, según el ejército.
Multitudinario adiós
Unas 10.000 personas asistieron hoy al funeral en Tulkarem, incluyendo los miembros de los principales grupos guerrilleros palestinos. La aldea quedó completamente paralizada y las escuelas y comercios cerraron sus puertas.
Saadi fue culpado por la muerte de 12 israelíes en los últimos meses.
El cadáver de Saadi cruzó la aldea entre gritos que pedían venganza. "¡Dios es grande. Dios le ama. Dios odia a los judíos. Son los asesinos!", gritaron algunos asistentes.
Mahmoud Hussein, de 48 años, fue uno de los que gritaba. "No soy parte de la familia. Lloro porque era un gran líder y lo amo porque siempre que los israelíes mataban a alguien, respondía".
