BEIRUT.- El ejército libanés ha hecho por primera vez en 30 años una demostración de fuerza en la frontera con Siria, al estrechar el cerco frente a grupos palestinos aliados de Damasco y a los que la ONU considera como una amenaza para la soberanía de Líbano.
Un informe de Terje Roed-Larsen, quien vela por la aplicación de la resolución 1559, denunció ayer la "circulación ilegal de armas y de personas en torno a grupos palestinos armados en Líbano, que amenaza con frenar los esfuerzos para asentar la soberanía de Líbano".
El cara a cara entre las tropas libanesas y estos grupos radicales palestinos, que escapan al control de la Autoridad Palestina de Mahmud Abbas y se oponen a una solución negociada con Israel, se había vuelto inevitable.
Desde que las tropas sirias se retiraron a finales de abril del Líbano, donde permanecieron 29 años, se sabía que podía ocurrir en cualquier momento.
Tras perder el control de la meseta oriental de la Bekaa al comienzo de la guerra civil de 1975, el ejército libanés se vio obligado a ceder su jurisdicción a las tropas sirias cuando terminó la contienda bélica, en 1990.
Estas tropas sirias mimaron, e incluso reforzaron durante su retirada, el potencial militar de sus aliados palestinos, en particular del Frente Popular de Liberación de Palestina-Comando General (FPLP-CG) de Ahmad Jibril y el Fatah-Intifada, un grupo disidente que cumple órdenes del coronel Abú Musa.
Para obstaculizar la llegada de armas y de hombres procedentes de territorio sirio a estas bases palestinas, instaladas a los pies de la cordillera que separa Líbano de Siria, el ejército ya desplegó en septiembre algunas unidades en la frontera.
Pero el miércoles, al día siguiente de la muerte de un topógrafo empleado por el ejército en Halua, a 3 km de la frontera, donde está presente el Fatah-Intifada, las tropas libanesas desplegaron 500 hombres y unos cincuenta vehículos, algunos de ellos blindados, según una fuente militar
El jueves, la presencia fue en aumento en las inmediaciones de las bases palestinas y a unos 15 km de ellas circulaban patrullas motorizadas.
Varios oficiales libaneses mantuvieron una reunión el miércoles con un responsable del Fatah-Intifada para pedirle que sean investigados los disparos de "hombres armados" que mataron al topógrafo.
El despliegue militar fue criticado por Ahmad Jibril, quien en una conversación telefónica el miércoles por la noche con el Primer Ministro libanés, Fuad Siniora, pidió que el ejército no se acerque a sus bases porque "no piensa dialogar bajo amenaza", según el diario libanés An-Nahar.
A principios de octubre, Siniora entabló un diálogo con las formaciones político-militares palestinas, pero desde el principio el FPLP-CG anunció que se negaba a entregar las armas, como exige la resolución 1559.
Entretanto, Abbas, cuya influencia en el Líbano es más bien reducida, ya ha anunciado que acatará lo que establezca la legislación libanesa.
Sin embargo, los grupos radicales pueden contar con el Hezbolá, un movimiento político-militar libanés que ha condenado "todo intento de tocar a las armas palestinas".
