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Fuerte despliegue policial por miedo a repunte de la violencia en Francia

Francia despedirá 2005 y festejará la entrada en 2006 en estado de emergencia, una situación excepcional en democracia y que, según sus detractores, no se justifica.

30 de Diciembre de 2005 | 08:04 | EFE
PARÍS.- Más de 25.000 agentes del orden están movilizados desde hoy en Francia para tratar de impedir que en las fiestas de fin de año, enturbiadas normalmente por incidentes, se reproduzca la ola de violencia urbana de principios de otoño pasado.

Francia despedirá 2005 y festejará la entrada en 2006 en estado de emergencia, una situación excepcional en democracia y que, según sus detractores, no se justifica.

Dos meses después de los altercados registrados en los barrios periféricos de las grandes ciudades, la noche de San Silvestre, que en Francia se caracteriza por desbordamientos y por la quema de coches, especialmente en Alsacia, servirá de test para el Gobierno.

Fue precisamente el "riesgo de recrudecimiento de la violencia con ocasión de las fiestas de fin de año" la razón que invocó el Consejo de Estado -máxima autoridad administrativa- para desestimar a principios de diciembre un recurso contra el estado de emergencia.

Decretado el 8 de noviembre y ampliado tres meses por el Parlamento, ese medida excepcional estará en vigor hasta el 21 de febrero, salvo si el Gobierno conservador decide derogarla.

Con altercados o sin ellos, lo cierto es que el fenómeno de los coches quemados en Francia, donde arden una media de cien vehículos cada noche, ha adquirido la categoría de "deporte nacional" y es único en Europa.

En la pasada Noche Vieja, 330 vehículos resultaron calcinados, 324 en 2003 y 379 en 2002, según cifras oficiales.

Con esos antecedentes, como cada año, la movilización policial es extrema, aunque durante estas fiestas el despliegue se ha reforzado en las zonas conflictivas, con 6.000 agentes suplementarios.

El ministro galo de Interior, Nicolas Sarkozy, que tiene previsto regresar a París mañana para supervisar el dispositivo de seguridad, hace gala de una cierta serenidad.

Esa actitud se justifica en que los servicios de información franceses no han detectado ningún signo que haga pensar en una nueva escalada de la violencia, tras inspeccionar blogs y mensajes SMS.

Discretamente, la policía, con el aval de la justicia, ha citado en los últimos días en las comisarías del departamento de Seine-Maritime (afueras de París), por ejemplo, a todos los individuos considerados "de riesgo" para llamarles al orden.

Todos se presentaron, salvo los que están en la cárcel por su participación en los disturbios de hace dos meses.

De los 3.000 detenidos entonces, 700 han sido condenados a penas de cárcel firme, lo que equivale a la capacidad de una prisión en Francia.

Al efecto disuasorio de la nutrida presencia policial, que duplica a la desplegada en las peores noches de la revuelta de otoño, las autoridades de quince departamentos (provincias) han sumado la prohibición de vender carburantes por bidones.

Otro elemento que los alcaldes de los barrios conflictivos y las fuerzas del orden esperan que contribuya a calmar las ansias destructivas de los jóvenes es la ola de frío, nieve y hielo que ha cubierto de blanco gran parte de Francia, y que puede desanimar incluso a los más aguerridos a deambular por las calles.

Si la noche del 31 discurre tranquila en París y su región, donde como el año pasado se han desplegado 4.500 agentes, en las noches siguientes también reinará la calma en el resto de Francia, según el jefe del sindicato de comisarios de policía, Jean-Marie Salanova.

La mediatización es para él, al igual que para muchos de sus colegas, el "combustible del contagio", como sucedió en otoño, cuando la revuelta, que arrancó en Clicly-sous-Bois (afueras de París) tras la muerte accidental de dos adolescentes, se propagó como la pólvora al resto del país.

Muchos medios de comunicación nacionales y extranjeros han organizado guardias especiales en previsión de altercados, pese a que los alcaldes insisten en que las circunstancias son diferentes.

Ahora no existe un elemento concreto en el que pueda sustentarse la ira de los jóvenes y recalcan que las condiciones meteorológicas son radicalmente diferentes, pues el comienzo del otoño de 2005 estuvo marcado por una calidez inesperada.

Con o sin repunte de la violencia, Francia terminará el año con unos 40.000 vehículos calcinados.
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