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Egipto: Los atentados de Dahab recordaron "escenas de guerra"

Hoy en la madrugada todavía se veían rastros del triple atentado que ayer tomó como blanco una calle comercial frecuentada por los turistas extranjeros.

25 de Abril de 2006 | 06:23 | AFP
DAHAB.- "Era como en la guerra. Yo jamás había visto algo semejante, había sangre por todas partes. Un niño murió en mis brazos", dijo temblando Michael Hartlich, un médico alemán que fue testigo de los atentados perpetrados ayer en Dahab, en el Sinaí (Egipto).

Hoy en la madrugada todavía se veían rastros del triple atentado que ayer tomó como blanco una calle comercial frecuentada por los turistas extranjeros y que causó 22 muertos y 87 heridos, según informó hoy el ministro de Salud de Egipto, Hatem al Gabali.

Las moscas zumbaban sobre los charcos de sangre ya seca. Las vitrinas de los comercios fueron despedazadas por las deflagraciones.

Para los testigos, el recuerdo todavía es muy doloroso.

"Las sirenas comenzaron a funcionar. La gente corría en todos los sentidos. La policía y los bomberos llegaron. Parecía un caos organizado. Había personas que recogían restos humanos. Era una locura", afirmó Paul McBeath, un instructor de buceo de 42 años.

Este escocés instalado en Dahab desde hace cuatro años indicó que su amigo fue proyectado por el soplo de una de las tres explosiones de su comercio hasta la playa cercana.

"Vi numerosos cadáveres, numerosos heridos, un gran caos. Había una enorme destrucción", dijo Ibrahim Sadik, de 32 años, propietario de un café Internet.

Dantesco panorama

El Dr. Michael Hartlich, que se encontraba de vacaciones en esta ciudad frecuentada por sus célebres lugares para practicar buceo en el Mar Rojo, se precipitó a los lugares donde se produjeron los ataques.

"Había un hombre muerto, con la cabeza destrozada, un ojo salido y muchas heridas. Yo mandé a un muchachito con una pierna cortada hacia un hospital de Charm el Cheij. Era danés", agregó.

El niño que murió en sus brazos "tenía heridos profundas en el pecho. Estaba sentado en un restaurante chino", explicó.

El médico alemán dijo que trabajó toda la noche en la clínica local. "Era peor que en un hospital en la jungla", y no tenía agua para lavarse las manos, añadió.

En los lugares de los atentados, los platos de papas fritas frías y los vasos con jugo de fruta siguen esperando a los clientes en una mesa del restaurante Al Capone, destruido por una de las explosiones.

Un poco más lejos, los propietarios de los comercios de perfumes y de especias afectados vagan entre los vidrios rotos y los trozos de madera.

"Nunca más habrá turismo en Dahab o en Egipto. Estoy preocupado por mis amigos, estoy preocupado por su futuro", afirma Hani Sadek Mijail, de 24 años. Este egipcio vino de la región del Delta, en busca de una vida mejor, para abrir una joyería en Dahyab.

A uno de sus colegas tuvieron que amputarle una pierna y otro sufrió heridas graves en el rostro.

"Los atacantes destruyeron nuestro trabajo y nuestra reputación", se lamenta Tarek Ibrahim, un masajista de 33 años, que perdió dos amigos en los atentados.

Los atentados de Dahab, en el sudeste del Sinaí, fueron perpetrados después de los ataques en Charm el Cheij, en julio de 2005, y en Taba, en octubre de 2004. Estas explosiones dejaron respectivamente 23, cerca de 70 y 34 muertos, entre los cuales había turistas extranjeros.

"Hubo explosiones lo largo de toda la costa. Hay que ser muy estúpido para pensar que nada va a pasar aquí", opina Jason Lovett, un neozelandés de 36 años.

Lovett vive en Dahab, donde enseña buceo. Otros extranjeros, que vinieron para las vacaciones, se apresuran a abandonar la región.

"Es la tercera vez que esto ocurre en el Sinaí. Creo que es obra de (Osama) Bin Laden", afirma un comerciante egipcio, refiriéndose al jefe de la red terrorista de Al Qaeda.
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