BRASILIA.- El jefe de Estado brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, tiene previsto reunir a parte de su gabinete y al presidente de la estatal Petrobras para discutir los alcances de la nacionalización de hidrocarburos anunciada por el Presidente de Bolivia, Evo Morales, dijeron hoy medios locales.
La ministra de la Casa Civil de Brasil, Dilma Rousseff, tenía previsto regresar a Brasil de improviso llamada por Lula, para participar en la reunión en la que se discutirá la crisis generada por la sorpresiva decisión de nacionalizar los hidrocarburos en Bolivia, según agencias de noticias brasileñas.
El palacio de Planalto, sede del gobierno, dijo a EFE que no está confirmada ni los alcances de la eventual reunión ni quiénes podrían asistir a ella.
Rousseff, coordinadora del gabinete de Lula, se encontraba en Nueva York y, según medios locales, a última hora canceló una reunión que tenía prevista para hoy mismo en Washington con la secretaria de Estado de EE.UU., Condolezza Rice.
Brasil es el país extranjero más afectado por la decisión del gobierno de Evo Morales.
Petrobras ha invertido en ese país más de 1.500 millones de dólares en la última década, maneja el 10 por ciento de las reservas de gas bolivianas y es responsable por entre el 15 y el 20 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) boliviano, según la propia empresa.
Las dos refinerías de Petrobras en Bolivia fueron nacionalizadas, sus acciones confiscadas y de inmediato los campos fueron ocupados por el Ejército boliviano.
Sorpresa en Brasilia
El alcance de la decisión de Morales sorprendió al gobierno de Lula hasta el punto de que dos de sus más influyentes ministros y entendidos en esta crisis se encontraban fuera del país.
El canciller Celso Amorim se encontraba en Ginebra participando en una reunión de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y tenía previsto regresar el miércoles, pero según fuentes oficiales, también adelantó su vuelta y deberá llegar a Brasil esta misma noche.
En su lugar participará en la reunión con Lula el director general del Ministerio de Relaciones Exteriores, Samuel Pinheiro Guimaraes, quien la semana pasada hizo una visita a Bolivia en un esfuerzo por defender los intereses brasileños en ese país.
El 60 por ciento del mercado brasileño de gas natural es abastecido por gas boliviano transportado por la propia Petrobras a través de un gasoducto de 3.200 kilómetros, con capacidad para 30 millones de metros cúbicos por día.
La tubería fue tendida por Brasil y Bolivia y empresas privadas como la estadounidense Enron a finales de los años 90 y que se ha convertido en el núcleo de las relaciones bilaterales.
El 75 por ciento de ese gas es consumido por el estado de Sao Paulo, según el gobierno de esa región.
Sao Paulo es el más populoso e industrializado de Brasil y es responsable por un tercio del PIB del país, con una economía más poderosa y diversificada que la de cualquier país sudamericano.
Analistas petroleros y empresarios temen que el abastecimiento del mercado brasileño de gas sea duramente afectado por la nueva política energética boliviana, pues el gobierno de Morales también ha anunciado que pretende elevar sustancialmente los precios a los que vende el hidrocarburo a Brasil.
Petrobras dijo que garantizará el abastecimiento del mercado brasileño, aunque no aclaró en qué forma.
La reunión convocada por Lula incluye a su ministro de Minas y Energía, Silas Rondeau, además de Pinheiro Guimaraes, Dilma Rousseff y el presidente de Petrobras, Sergio Gabrielli, quien también volvió al país de urgencia desde Houston (EE.UU.), donde cumplía compromisos oficiales.