MOSCU.- Rusia puso hoy las primeras trabas al proyecto de resolución franco-británico presentado al Consejo de Seguridad de la ONU sobre el programa nuclear iraní, al considerar que debe ser profundamente modificado, según declaró el vice canciller ruso, Serguei Kisliak.
El proyecto, que actualmente está siendo estudiado por el máximo órgano de Naciones Unidas, "exige grandes cambios", dijo Kisliak en Moscú, poco antes de partir hacia la sede de Naciones Unidas, en Nueva York, para participar en las conversaciones del fin de semana del Consejo de Seguridad.
"Aún es pronto para decir qué cambios deben ser aportados al proyecto de resolución para satisfacer a la parte rusa", agregó el vice canciller.
Kisliak precisó, sin embargo, que, "por el momento, se están llevando a cabo consultas (...) que acaban de comenzar".
El número dos de la diplomacia rusa volvió a hacer referencia a la propuesta replanteada por Moscú durante los últimos meses de enriquecer uranio en territorio ruso destinado a las centrales iraníes.
Kisliak especificó que dicha propuesta permanece aún sobre la mesa y puede ofrecer una solución para hacer que Teherán suspenda, momentáneamente, sus actividades de enriquecimiento de uranio.
El proyecto de resolución franco-británico no menciona sanciones contra Irán pero le exige que suspenda su programa de enriquecimiento de uranio.
Teherán asegura que sus aspiraciones nucleares tienen una finalidad exclusivamente civil, mientras que Estados Unidos y los países europeos sospechan que esa "fachada" encubra el verdadero objetivo de fabricar bombas atómicas.
Sigue la discusión
El Consejo de Seguridad, mientras tanto, prosiguió el viernes con sus discusiones en Nueva York para intentar alcanzar un consenso sobre el proyecto franco-británico.
Los miembros del máximo órgano de la ONU también tienen previsto proseguir este sábado con sus conversaciones para intentar allanar sus diferencias sobre el texto presentado por París y Londres.
El proyecto de resolución podría obligar legalmente a Irán -en base al Capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas- a suspender el enriquecimiento de uranio, un proceso que sirve tanto para producir combustible para los reactores nucleares como para fabricar el arma suprema.
Rusia y China se oponen a la posibilidad de sanciones contra Teherán. En el caso ruso esto se debe a los intereses económicos de Moscú en suelo iraní, donde construye la primera central nuclear del país.
China, por su parte, es reacia a mostrarse en contra de Irán, país que abastece buena parte de las necesidades energéticas del creciente desarrollo industrial del gigante asiático.
El proyecto de resolución debe ser aprobado por todos los miembros permanentes del Consejo de Seguridad con derecho a veto, es decir, Rusia, China, Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia.