MIAMI.- La muerte de tres mujeres por ataques de caimanes en Florida ha generado inquietud en la población que vive cerca del hábitat de estos reptiles, que superan ya el millón de ejemplares en este estado.
"Nunca tanta gente se ha mudado a Florida, han invadido su hábitat", apunta Mike Fagan, propietario de una compañía que comercializa productos derivados del caimán, como la carne y la piel.
Para Fagan, parte del quebradero de cabeza de la presencia de caimanes estriba en que "éstos han perdido el miedo a los humanos". "Cuando estamos en su hábitat nos convertimos en una parte de su cadena alimenticia", advirtió.
Víctima mortal de estos ataques fue Yovy Suárez Jiménez, una joven colombiana de 23 años que fue devorada por un caimán cerca de un canal de la ciudad de Davie, al norte de Miami, mientras corría.
A esta muerte, se han sumado también los ataques mortales a otras dos mujeres, Anmarie Campbell, mientras buceaba en un lago, y Judy W. Cooper, cuyo cuerpo fue hallado en un canal con señales de mordiscos de cocodrilo.
Para Fagan, dueño de la compañía Alligator Trading, en el condado Pinellas, al norte de Miami, hay un gran peligro cuando se arroja comida a los reptiles.
Estos animales, dijo, "actúan por instinto, su cerebro es del tamaño de una nuez y, si les dejas, te harán daño".
Pese al "boom" de las construcciones residenciales en áreas de lagos y canales y a la continua pérdida de terreno pantanoso, se calcula que en Florida habitan cerca de un millón de caimanes.
La clave radica en el respeto y en saber que éste es su territorio, según Sally y Jesse Kennon, propietarios de Coopertown Airboat Tours, un negocio de transporte de turistas por los pantanos de los Everglades, en el suroeste de Miami.
Desde hace más de 50 años, la familia Kennon dirige una compañía de veloces embarcaciones que transporta por los Everglades turistas deseosos de admirar la fauna y flora salvaje de esta reserva de la naturaleza.
"Hemos criado a cinco chicos y jamás ninguno ha sufrido mordiscos de caimán", destaca Sally, mientras recuerda que "siempre que sus hijos saltaban desde el puente al canal, uno de ellos vigilaba" la posible presencia de reptiles.
Areas urbanas los han desplazado
Antes, continúa Sally, "esta zona solía ser un pantano", pero hoy los caimanes está siendo expulsados por la construcción de viviendas.
Bob Freer, quien cazó su primer caimán a los cinco años de edad, dirige en Homestead una granja de cría en cautividad y de caimanes para la posterior comercialización de su carne y piel.
Asimismo, la granja Alligator Farms es un centro de "rehabilitación de cocodrilos molestos", es decir, aquellos reptiles "que terminan en áreas pobladas y han perdido el miedo a los humanos", explica Freer.
Los caimanes poseen un fuerte "instinto territorial" y regresan al área exacta donde fueron cazados "en busca de alimentos y pareja para el apareamiento", por lo que se vuelve necesario "encerrarlos en estanques artificiales", indicó Freer.
La temporada de caza de cocodrilos en Florida, que comienza el 15 de agosto y concluye en 31 de octubre, es probable que permita este año la captura de un mayor número de reptiles, dado la alta tasa de ejemplares registrados.
Sin embargo, para Fagan, no es cierto que haya "superpoblación de cocodrilos": "la población se mantiene estable", afirmó.
Además, agregó, "no se puede cazar el mismo número de caimanes que han sido criados en cautividad en granjas, porque esto acabaría con las reservas de ejemplares en libertad".
Fagan indico que "de 30 huevos que un caimán hembra deposita en el nido, sólo dos sobreviven y sus crías logran llegar a la edad adulta".
"El drenaje de terreno para la construcción y la explosión de la población en el sur de Florida ha disminuido la zona de los caimanes para la caza y el apareamiento", hizo hincapié Fagan.
Estos reptiles "necesitan estar aquí, ayudan a la conservación del ecosistema", destacó.