ASHGABAT.- El Presidente vitalicio de Turkmenistán, Saparmurat Niyazov, murió el jueves tras 21 años de gobernar con mano de hierro, aplastando a todos los disidentes y haciendo del estado centroasiático uno de los países más aislados del mundo.
La televisión estatal y fuentes gubernamentales informaron que Niyazov, de 66 años, cuyo país tiene las quintas mayores reservas del mundo de gas natural, murió durante la noche de un paro cardíaco. Su funeral fue programado para el 24 de diciembre.
No dejó un sucesor designado y su repentina muerte despertó temores sobre la transferencia de poder en la nación, donde las compañías de gas y petróleo desean invertir en las vastas reservas energéticas.
En un comunicado que elogió los logros de Niyazov, el gobierno sugirió que sus políticas duras y aislacionistas se mantendrían.
"Las políticas internas y externas proclamadas previamente se mantendrán", dijo el comunicado leído en la televisión estatal.
Agregó que la ex república soviética respetaría sus obligaciones internacionales y los tratados bilaterales. "La nación debe mantenerse unida y firme", dijo.Niyazov no toleraba a los disidentes y los grupos de derechos humanos occidentales lo criticaban a menudo por despreciar las libertades básicas.
La mayoría de los activistas de las libertades civiles y periodistas críticos fueron obligados a exiliarse o fueron encarcelados y los grupos de defensa de los derechos lo acusaron de usar la tortura contra sus oponentes.
Niyazov, que tenía el título de "Turkmenbashi (jefe de los turcomanos) el Grande", tenía miles de retratos y estatuas suyas repartidas por todo el país.
Habían nombrado en su honor un puerto marítimo, granjas, unidades militares e incluso un meteorito.