LONDRES.- La policía británica investiga si lord Levy, amigo personal del Primer Ministro, Tony Blair, y principal recaudador de fondos del Partido Laborista trató de manipular un testimonio prestado en relación con el escándalo de oferta de títulos honoríficos a benefactores del laborismo.
La revelación la hace hoy el diario “The Guardian,” al que una juez autorizó la pasada noche a publicar la información frente al bloqueo impuesto en ese asunto a la emisora pública BBC, que, pese a haber sido la primera en obtenerla, sigue sin poder dar todos los detalles por orden del procurador general, lord Goldsmith.
A lo más que ha podido llegar hasta ahora la BBC es a revelar la existencia de un mensaje de Ruth Turner, íntima colaboradora de Blair, al jefe de su gabinete, Jonathan Powell, relativo a lord Levy.
Gracias a la intervención de la juez, “The Guardian” llega hoy más lejos e informa de que los detectives de Scotland Yard tratan de determinar si lord Levy, que es también asesor de Blair para Oriente Medio, intentó manipular el testimonio que debía prestar Turner ante los funcionarios de Scotland Yard.
La Policía quiere averiguar si los colaboradores del primer ministro intentaron una maniobra de encubrimiento de un posible delito relacionado con donaciones y créditos no declarados al Partido Laborista durante la última campaña electoral.
En un comunicado conjunto, la oficina del procurador general y Scotland Yard reconocieron hoy haber intentado impedir que el periódico publicara el artículo, algo que no lograron por decisión de la juez, quien argumentó que no podía hacer nada porque el periódico estaba ya en las rotativas.
Los abogados de “The Guardian” señalaron en defensa de su decisión de publicar la información que habría sido “muy extraño" que se le impidiera hacerlo, dado que no se han presentado hasta ahora cargos en relación con ese escándalo.
"La información se basaba en fuentes fidedignas y era claramente de interés público,” argumentó el periódico, según el cual en el Reino Unido está establecido el principio de que el Estado no puede ejercer la censura previa.
La oficina del Primer Ministro no ha querido comentar lo ocurrido mientras que Scotland Yard ha expresado su preocupación en el sentido de que la publicación de ese tipo de informaciones pueda afectar negativamente a la investigación en marcha.
Tanto Downing Street como la Fiscalía de la Corona negaron estar detrás de una posible filtración de la historia a los medios de comunicación frente a lo insinuado en algunos medios.
Así, el diputado escocés Angus MacNeil, que destapó el escándalo de la supuesta oferta de títulos de lord a empresarios multimillonarios benefactores del Partido Laborista en su última campaña electoral, se hizo eco ayer eco de las sospechas de que podía haber habido juego sucio.
"Quienquiera que ha filtrado el correo electrónico se ha metido en un verdadero lío. Parece que alguien ha intentado frustrar una operación policial,” dijo el parlamentario nacionalista.
Cuatro personas del círculo de Blair, entre ellas Ruth Turner y lord Levy, han sido interrogadas como sospechosas en este asunto y el propio primer ministro ha tenido que contestar en dos ocasiones a las preguntas de Scotland Yard aunque en calidad de testigo.
En el caso de Ruth Turner, los agentes de Scotland Yard se presentaron de madrugada en su domicilio y la obligaron a vestirse en frente de una funcionaria de la policía, trato que suscitó protestas de algunos miembros del Gobierno, que defendieron su honor.
El escándalo de la supuesta “venta de títulos honoríficos” ha erosionado aún más la credibilidad del primer ministro, puesta ya a prueba por su decisión de ir a la guerra de Irak con argumentos que resultaron ser falsos y en claro desafío a la opinión mayoritaria del país.