El intenso olor casi hizo perder el sentido a uno de los jueces del 'Concurso Nacional de las Zapatillas Putrefactas'.
APNUEVA YORK.- Una niña de 13 años del estado de Utah obtuvo el dudoso honor de poseer las zapatillas más "hediondas" de EE.UU., como quedó comprobado en un concurso convocado para conocer hasta dónde puede llegar la pestilencia del calzado juvenil.
Katharine Tuck mostró ayer, orgullosa, sus raídas y ennegrecidas zapatillas de deporte, cuyo intenso olor casi hizo perder el sentido a uno de los jueces de la 32 edición del "Concurso Nacional de las Zapatillas Putrefactas".
En la contienda, que patrocina una marca de productos para la higiene, se disputaron el reñido título otros seis jóvenes, cada uno de ellos armados con un par de zapatillas capaces de convertir sus habitaciones en terrenos infranqueables.
Los siete jóvenes se reunieron en la localidad de Montpelier, en el Estado de Vermont, donde se celebró el concurso, tras haber ganado cada uno de ellos en sus respectivas contiendas regionales.
Entre los encargados de evaluar el estado de descomposición y suciedad del calzado, y especialmente de la degeneración de la suela, la lengüeta, los cordones, y sobre todo el olor, destaca un miembro de la NASA, George Aldrich, especialista químico para las misiones espaciales.
A él se unió, según un comunicado difundido por los organizadores del concurso, el doctor Joel Goodman, fundador y director del "The HUMOR Project", una organización comprometida con la promoción del buen humor.
La joven le arrebató de esta manera el título a McKenna Dinkel, un niño de Alaska que, pese a contar solo siete años, logró el año pasado desbancar a todos sus contrincantes.
El suculento premio
En sus declaraciones tras ganar el concurso, la niña no tuvo reparos en develar que no había realizado nada especial para lograr erigirse con este título nacional.
"Mis zapatillas han logrado ponerse así de sucias y apestosas tan sólo con llevarlas cada día para estar en el patio, hacer deporte y simplemente jugar", apuntó.
Además de 2.500 dólares, Katharine recibió como premio un trofeo, un viaje a Nueva York para ver un musical infantil, y lo más importante, la promesa de la empresa patrocinadora de que le regalará productos para la higiene de sus pies durante una larga temporada.
A cambio, la niña tendrá que prescindir de sus desgastadas zapatillas, que serán resguardadas como una auténtica reliquia en el "Salón de los Olores" de Montpelier.