PARÍS.- Con la convicción de haber sido "fiel a su deber" y a su "contrato con los franceses", el candidato conservador al Elíseo, Nicolas Sarkozy, se despidió hoy del Ministerio de Interior para dedicarse de lleno a su campaña electoral, a cuatro semanas apenas de la primera ronda de los comicios presidenciales.
"Ahora estoy libre de ir hacia los franceses con mi experiencia", declaró Sarkozy, emocionado, en un discurso ante los funcionarios del departamento que ha dirigido durante cuatro años y a los que rindió tributo, en los jardines del Ministerio.
La partida de Sarkozy del Gobierno dio lugar a la primera y previsiblemente última remodelación del Gabinete de Dominique de Villepin, dado que se espera el nombramiento de un nuevo Ejecutivo después de la elección, el próximo 6 de mayo, del sucesor de Jacques Chirac en la Presidencia de la República.
El hasta hoy titular de Ultramar, François Baroin, de 41 años, considerado como un fiel de Chirac, pero descrito también como "Sarko-compatible", reemplaza a éste en Interior y cede su propia cartera al diputado Hervé Mariton, de 48 años y próximo a Villepin.
La "mini" remodelación del Ejecutivo se completa con la partida de Xavier Bertrand del Ministerio de Sanidad para dedicarse de lleno a su labor de portavoz de la campaña de Sarkozy.
A Bertrand le reemplaza Philippe Bas, que compagina esta cartera con la de Asuntos de Seguridad Social, que ya desempeñaba.
"Te deseo toda la suerte que te mereces", le dijo Baroin a Sarkozy, en el posterior traspaso de poderes, al tiempo que destacó "la impronta” que deja en el Ministerio.
Poco antes, el propio Villepin también deseó "suerte" para la campaña presidencial a quien ha sido su rival y elogió su "acción al servicio de la seguridad" de los franceses, con "los resultados que conocemos, la bajada muy fuerte de la inseguridad".
Previamente, Sarkozy había acudido al Elíseo para su último encuentro como ministro con Chirac, quien el pasado miércoles anunció la salida del titular de Interior y le manifestó sin ningún entusiasmo su "apoyo" para la batalla por su sucesión.
En su despedida ante los policías, gendarmes y otros funcionarios de Interior, el ahora ex ministro defendió su balance -"he intentado ser firme, porque lo exige el respeto de la ley, y justo"-, insistió en los "valores" de "orden y libertad" y evocó, entre otros, la lucha contra la delincuencia, la inmigración ilegal o el terrorismo.
No eludió la ola de violencias en los barrios conflictivos del otoño de 2005, pero rechazó de nuevo que hubiera hecho una "amalgama" entre los jóvenes de esas zonas y los delincuentes.
Tras evocar su "nostalgia" y "tristeza" por dejar un puesto en el que ha sido "muy feliz", dijo que se trata sólo de "intentar cambiar de acera", ya que la sede de Interior está a un paso del Elíseo.
Aunque reconoció que no todo está resuelto, Sarkozy reivindicó su balance, en contraste con las críticas de su rival socialista, Ségolène Royal, que lo consideró "un fracaso".
Royal, que en los sondeos pisa los talones al candidato de la conservadora y gobernante Unión por un Movimiento Popular (UMP), afirmó en la televisión "Canal+" que ha aumentado "la delincuencia de masas", hay "cólera" en los barrios conflictivos, para los que no se han tomado medidas "en profundidad".
"Los servicios públicos no han sido restablecidos, la policía de proximidad fue suprimida", subrayó la candidata.
El líder del Partido Socialista (PS) y pareja de Royal, François Hollande, afirmó que "la violencia contra las personas, las agresiones físicas, nunca han alcanzado" un nivel tan elevado.
"Nunca ha habido tantos coches incendiados. Nunca hemos conocido tres semanas de revueltas urbanas en nuestro país. Este es el balance" de Sarkozy, dijo Hollande, que teme "una lógica de enfrentamiento, conflicto y exclusión" en el caso de que el candidato conservador llegue a la jefatura del Estado.
Sarkozy, que ahora va a acelerar el ritmo de su campaña, con una visita diaria sobre el terreno, "asume" el balance gubernamental de los últimos cinco años, pero reivindica "la ruptura".
Dos de sus principales mensajes serán "el trabajo" y la "identidad nacional", un eslogan que le disputa Royal, mientras que el tercero en liza en los sondeos, el centrista François Bayrou, se ha distanciado del énfasis en la "identidad nacional" que domina esta recta final de la campaña.
Un Bayrou que ya cuenta con el apoyo explícito de dos ministros del actual Gobierno, el responsable de Igualdad de Oportunidades, Azouz Begag, y el de Enseñanza Superior e Investigación, François Goulard, que le prefieren antes que a su correligionario Sarkozy.