RIAD.- Los países árabes manifestaron hoy en la cumbre de Riad que abogan por una solución pacífica al contencioso por los planes nucleares iraníes, aunque dejaron claro que, de todos modos, estarán preparados para lo peor.
Varios de los mandatarios árabes que acudieron a la cumbre, a la que fue invitado el ministro iraní de Asuntos Exteriores, Manuchar Mottaki, se refirieron a los planes atómicos de Israel, mientras advertían contra el posible inicio de una carrera armamentística en Oriente Medio.
En sus declaraciones se notaba, además, que no les preocupa sólo el programa israelí o el iraní, sino también la posibilidad de que la crisis entre Teherán y la comunidad internacional provoque una nueva guerra en la región, que aún vive las consecuencias de la invasión de Irak.
La inquietud árabe aumenta sobre todo en los ricos países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) Pérsico, todos vecinos de Irán y aliados de EE.UU., y cuyos ingresos dependen en más del 70 por ciento de la exportación de petróleo.
"Una guerra en esta región tendrá graves repercusiones sobre todos los países de la zona", dijo hoy el jefe de la diplomacia saudí, príncipe Saud al Faisal, en una conferencia de prensa en esta capital.
Al ser preguntado sobre qué harán los árabes del Pérsico en caso de un conflicto bélico, dijo que los Gobiernos de la zona "tomarán todas las precauciones posibles y utilizarán todo lo que está a su alcance para proteger a sus países y a sus ciudadanos".
"No quiero hablar de cosas secretas y no secretas. Cada país hará todo lo que vea necesario para protegerse", agregó el príncipe Saud, cuyo país ostenta la presidencia de turno de la Liga Árabe, integrada por 22 miembros, incluida Palestina.
El reino wahabí, el mayor productor y exportador de petróleo del mundo, y sus socios del CCG -Kuwait, Emiratos, Qatar, Bahrein y Omán-, han gastado miles de millones de dólares en la compra de armamento desde la segunda guerra del Golfo, en 1991.
Medios de prensa occidentales han informado recientemente sobre supuestos planes de Arabia Saudí, Kuwait, Emiratos y Omán de comprar nuevas armas por valor de 60.000 millones de dólares, noticia que no ha sido confirmada, sin embargo, por ninguno de esos Estados.
El Presidente emiratí, jeque Jalifa bin Zayed Al Nahiyan, dijo no obstante en febrero que los emiratíes "seguiremos modernizando nuestras fuerzas armadas y elevando sus capacidades defensivas con lo más sofisticado que ha producido la industria de armamento del mundo", aunque afirmó que "aboga por la paz y la tolerancia y lo seguirá siendo".
El jeque Jalifa, cuyo país mantiene un contencioso con Irán sobre tres islas en el Pérsico, hizo esta afirmación durante la Feria Internacional de Defensa de Abu Dhabi (IDEX), en la que participaron fabricantes de armas de 50 país del mundo.
Ante el posible peligro de una carrera armamentística en la zona, el comunicado final de la cumbre árabe de Riad exigió que la comunidad internacional trate "de forma igual" a todos los países que tienen programas nucleares y declare todo Oriente Medio "una zona libre de las armas de destrucción masiva".
El Presidente egipcio, Hosni Mubarak, fue más preciso cuando dijo que "el mundo no podrá controlar el problema de las armas de destrucción sin un trato justo e igual a todos (los países) conforme a los principios del Tratado de No Proliferación".
Más directo fue el emir de Kuwait, el jeque Sabah al Ahmad al Sabah, quien pidió en la sesión de clausura de la cumbre que la comunidad internacional ponga el programa nuclear de Israel bajo la supervisión del OIEA.
Por otro lado, afirmó que los árabes "instamos a Irán y a las potencias internacionales a reanudar el diálogo para eliminar la tensión y las ambigüedades respecto al programa atómico iraní".