TOKIO.- La policía japonesa detuvo hoy a un mafioso que sembró el terror en Sagamihara, ciudad cercana a Tokio, tras encerrarse armado durante quince horas en su apartamento y efectuar nueve disparos a la calle sin que se produjesen heridos.
Yuji Takeshita, de 36 años y perteneciente al grupo Kyokuto-kai, de la yakuza o mafia japonesa, se refugió en su casa tras asesinar, supuestamente, a otro miembro de su banda, Madoka Yokoyama, de 37 años, a la entrada de un supermercado situado a escasos 700 metros de su vivienda, según informó la agencia local Kyodo.
Takeshita, que durante los cuarenta primeros minutos de su encierro de quince horas disparó nueve veces a la calle sin causar heridos, fue arrestado por la policía esta madrugada.
Los agentes, que trataron de convencer a Takeshita para que se entregase, contaron con la colaboración de uno de los cabecillas del grupo mafioso, que intentó persuadir al francotirador a través del teléfono móvil.
Finalmente y después de un tiempo sin que la policía pudiese contactar con Takeshita, las fuerzas de seguridad, haciendo uso de gas lacrimógeno, irrumpieron en su apartamento y comprobaron que el mafioso se había disparado un tiro en la cabeza, aunque aún estaba con vida.
Acto seguido fue trasladado de urgencia a un hospital de Sagamihara, en la provincia de Kanagawa (centro de Japón), donde se encuentra en estado crítico.
Según Kyodo, durante las conversaciones telefónicas con Takeshita, el yakuza comunicó su intención de suicidarse para disculparse con su banda por lo que había hecho.
Tras la detención, los vecinos de Takeshita, que habían sido evacuados previamente, manifestaron su alivio, aunque para ellos no era ningún secreto que pertenecía a la yakuza, ya que él mismo lo había confesado.
"Dijo que era un mafioso, pero era amable y no parecía agresivo,” explicó un miembro de la comunidad de vecinos.