PEKÍN.- La anciana de 77 años, a la que le extrajeron una bala que tenía alojada en el cráneo desde que recibió un disparo de soldados japoneses en la Segunda Guerra Mundial, se recupera aunque lentamente, confirmaron hoy a Efe fuentes hospitalarias.
La mujer, que fue operada el pasado 3 de mayo, “está todavía en observación pues debido a su edad su cuerpo está muy débil. Necesitará bastante tiempo para recuperarse", dijo la doctora Qin, del hospital Renci del condado de Suyang, en la provincia oriental de Jiangsu.
Un equipo de doctores del centro hospitalario consiguió extraer el proyectil durante una operación de cuatro horas en una intervención que fue calificada de “milagrosa” por la doctora Qin.
La historia de Jin Guangying se remonta a septiembre de 1943, en plena Segunda Guerra Mundial y en un momento en que China luchaba contra la invasión japonesa.
Jin tenía entonces 13 años y durante un tiroteo entre soldados japoneses y chinos recibió un tiro en la cabeza, tras lo cual su madre la llevó a casa, le puso hierbas medicinales a la herida y le cubrió la cabeza con vendas.
"Mi madre me dijo que había sido muy afortunada porque la bala atravesó primero el brazo de un soldado de la guerrilla antes de alcanzar mi cabeza, pero nadie imaginaba que se había quedado allí alojada,” relató Jin a la agencia oficial, Xinhua.
Durante décadas ningún miembro de la familia se imaginó que los continuos dolores de cabeza que sufría Jin se debían a la bala que tenía alojada en la cabeza.
La situación se agravó hace meses hasta tal punto que sus familiares pensaron que tenían un tumor, reunieron el dinero para pagar una radiografía y descubrieron la bala.
Según expertos militares del campamento de Nanjing, sólo pudo ser disparada por las armas de calibre 6,5 milímetros que utilizaban los soldados nipones.
El caso de Jin, lejos de quedarse en un “milagro” quirúrgico, ha reflejado una vez más la herida todavía abierta que la invasión nipona supone para las relaciones entre China y Japón.
Los familiares de Jin han dicho que consultarán con sus abogados cómo pedir una indemnización al Gobierno japonés y una disculpa pública.
"Le han extraído la bala, pero el dolor y el daño sufrido por mi madre nunca será eliminado,” manifestó Wang Zhengping, hija de Jin.
El hospital decidió asumir los gastos de la operación después de que se confirmara que la bala era “una pieza del patrimonio histórico” de la invasión nipona.