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Santiago: Sábado 23 de noviembre del 2024 | Actualizado 20:04
BERLÍN.- Los gobiernos de Alemania y Dinamarca acordaron la construcción del que será el puente más largo de Europa y que cerrará a finales de la próxima década la conexión directa por carretera entre el norte del continente y la península escandinava.
El puente tendrá 19 kilómetros de longitud, un costo de unos 5.500 millones de euros y unirá la localidad alemana de Puttgarden, en la isla báltica de Fehmarn, con la población danesa de Rodby, en la isla de Lolland.
Así lo anunciaron hoy en Berlín los ministros de Transportes de Alemania y Dinamarca, Wolfgang Tiefensee y Flemming Hansen respectivamente, quienes señalaron que la iniciativa es uno de los más importantes proyectos de infraestructura del continente.
La nueva comunicación permitirá el transporte por carretera y ferrocarril entre el norte de Alemania y la península de Escandinavia, sin el hasta ahora uso obligado de transbordadores marítimos y enlazará con el puente de Oeresund, que une desde 2000 a Dinamarca con Suecia y tiene una longitud de 16 kilómetros.
Las obras de construcción del nuevo puente comenzarán en 2011 y finalizarán previsiblemente en 2018, y sus costos serán asumidos en su mayor parte por Dinamarca, que se encuentra mucho mas interesada en su construcción que la parte alemana.
En ese sentido, los ministros comentaron que Dinamarca aportará 4.800 millones de euros al proyecto, mientras Alemania solo pagará 800 millones de euros por la construcción del puente, que será financiado exclusivamente por inversores privados, aunque con garantías estatales.
El puente de Fehmarnbelt acortará en 60 minutos el viaje por carretera entre Hamburgo y Copenhague, hasta sólo 3,5 horas, y, al enlazar en la capital danesa con el puente de Oeresund, permitirá alcanzar el sur de Suecia por carretera en menos de cuatro horas.
La construcción del puente supondrá un serio revés para la compañía de transbordadores marítimos Sacandlines, que cubre la línea entre Puttgarden y Rodby, y que recientemente fue vendida a un inversor privado por el Estado danés y los ferrocarriles germanos Deutsche Bahn.
