PUEBLA.- Socorristas recuperaron los cuerpos de 26 de las cerca de 60 personas que viajaban en un autobús que ayer quedó sepultado por un alud en una región montañosa del centro de México, informaron las autoridades.
Los cadáveres, entre ellos al menos cuatro niños, fueron recuperados de entre toneladas de tierra y piedras que enterraron al vehículo cuando transitaba por una sinuosa carretera en la sierra del central estado de Puebla, una zona de difícil acceso.
"Las tareas de rescate continúan aprovechando que el día está despejado. No tenemos expectativas de que haya gente con vida", dijo Javier López Zavala, portavoz de la Secretaría de Gobernación, de la que depende Protección Civil.
En las tareas de rescate participaban miembros de la Cruz Roja, de Protección Civil y del Ejército quienes con máquinas excavadoras retiraban tierra, árboles, rocas y pedazos del autobús destruido.
Pobladores de Zacacuapan, una localidad cercana, dijeron haber escuchado el estruendo del deslave pero sólo se percataron de lo ocurrido cuando el autobús no llegaba y se les informó que había partido desde su lugar de origen.
"Nosotros llegamos ahí y estaba todo tapado. Nos dimos cuenta que había pasado algo allí porque el autobús no había subido", dijo Benito Cortés, un productor de café de 30 años.
El gobernador de Puebla, Mario Marín, dijo que las tareas de rescate se volvían cada vez más difíciles debido a que se avanzaba sobre una parte del autobús que estaba completamente destruido.
"La parte del autobús que se está rescatando está en total descomposición. La indicación es estar ahí hasta rescatar el último cuerpo para proceder después a limpiar la carretera", dijo Marín.
Zona peligrosa
El accidente ocurrió en plena temporada de lluvias, lo que suele provocar deslaves en el montañoso México. El portavoz dijo que la zona está acordonada debido al peligro de que haya más deslaves.
Los angustiados familiares que esperaban novedades desde la noche, fueron llevados a un albergue cercano.
"Muchos eran maestros, eran mis amigos", dijo entre lágrimas Donato Trujillo, vecino de una comunidad cercana al sitio del accidente a la cadena de televisión Televisa. El hombre vio el desastre y fue quien avisó a las autoridades.
Trujillo dijo que las comunidades cercanas, con mayoría de población indígena, habían advertido de los peligros de que la ruta pasara por una zona propensa a los deslaves, pero que las autoridades insistieron en construirla.
"Nuestra voz es algo en la oscuridad cuando queremos decir algo. Los que saben son los ingenieros, el gobierno, nosotros siempre hemos sido discriminados", agregó.