ROMA.- El sacerdote italiano secuestrado el 10 de junio en el sureste de Filipinas, Giancarlo Bossi, fue liberado y se encuentra en buen estado, anunciaron este jueves por la noche las autoridades italianas.
"El padre Giancarlo Bossi fue liberado; un automóvil lo está trasladando a un puesto de la policía filipina; estoy verdaderamente emocionado", declaró a primeras horas de la noche el primer ministro italiano, Romano Prodi, citado por los medios locales.
El papa Benedicto XVI acogió también la noticia con "una gran alegría", según declaró el portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi.
El religioso, de 57 años, pudo contactar con la embajadora italiana en Manila, Anna Fedele Rubens, y le dijo estar "bien", según informó a la AFP un portavoz del ministerio italiano de Relaciones Exteriores.
"Los secuestradores fueron siempre correctos conmigo (...) Al principio eran 11, pero al final sólo cinco. Se declararon miembros del grupo Abu Sayyaf y decían que venían de la zona de Basilan (pequeña isla al suroeste del archipiélago, ndlr)", declaró Giancarlo Bossi a la agencia de misioneros Misna.
El sacerdote explicó que fue trasladado de escondite varias veces, siempre en la isla de Mindanao.
La responsable de la unidad de crisis del ministerio de Exteriores, Elisabetta Belloni, dijo que el cura fue liberado por la policía filipina a las 23H30 locales (15H30 GMT).
Bossi, que trabajaba como misionero en la región desde hace diez años, fue secuestrado el 10 de junio por un grupo de hombres armados cerca del poblado de Bulawan, en la provincia meridional de Zamboanga Sibugay.
Responsables militares atribuyeron el secuestro en un primer momento a ex miembros disidentes del separatista Frente Moro Islámico de Liberación (MILF), pero el principal movimiento rebelde del sur de Filipinas declinó su responsabilidad.
Sin embargo, un asesor de la presidenta filipina, Gloria Arroyo, ya había apuntando al grupo islamista Abu Sayyaf, considerado cercano a la red terrorista Al Qaida.
La semana pasada las tropas llevaron a cabo una operación en un poblado cercano a Tipo-Tipo, en la isla sureña de Basilan, un refugio de los militantes del MILF, tras haber recibido informaciones según las cuales el religioso se encontraba allí. Hubo enfrentamientos y murieron 14 soldados filipinos.