MOSCU/LONDRES.- Rusia culpó hoy al nuevo gobierno británico del primer ministro Gordon Brown por la pelea diplomática en el caso del ex espía ruso Alexander Litvinenko, asesinado con polonio 210 en Londres el 23 de noviembre, aunque no ocultó sus intenciones de recomponer lo antes posible las relaciones bilaterales.
El ministro de Exteriores ruso, Serghei Lavrov, señaló que su país quiere "normalizar las relaciones" sobre la base de la consideración de "los intereses recíprocos y del sentido común".
Esta declaración se conoció al día siguiente de la línea planteada por el jefe del Kremlin, Vladimir Putin, convencido de que los dos países superarán "esta minicrisis".
La respuesta ahora debe darla Londres porque la duración de la crisis bilateral "no depende de Rusia sino de nuestros colegas británicos", subrayó el jefe de la diplomacia rusa en Lisboa donde participaba de las reuniones del cuarteto diplomático para Medio Oriente.
"No hemos sido nosotros los que politizamos la situación", agregó Lavrov, explicando que las medidas anunciadas -expulsión de cuatro diplomáticos británicos y suspensión de visas a diplomáticos- son la respuesta a una actitud similar asumida por Londres.
Rusia, explicitó, no rechaza cooperar con Gran Bretaña en la denominada "lucha contra el terrorismo".
Hoy Radio Eco de Moscú entrevistó a Andrei Lugovoi, el hombre motivo del enfrentamiento diplomático, a quien Scotland Yard considera el principal sospechoso en el envenenamiento de Litvninenko, y que Moscú se negó a extraditar, apelando a la prohibición constitucional.
Lugovoi repitió sus argumentos: ratificó las críticas a los investigadores británicos por no haber sido nunca convocado, sostuvo que "ellos no tienen ninguna prueba" y que está listo para ser procesado en Rusia donde también teme por su vida.
Lavrov condenó a la vez la negativa británica de cooperar con Moscú por los pedidos de extradición de sospechosos rusos exiliados en Gran Bretaña.
El canciller dijo que su gobierno no vio "documentos precisos" vinculados al caso Litvinenko y, por ende, no puede entender por qué las autoridades británicas consideran a Lugovoi como el principal sospechoso.
Litvinenko, ex agente de la KGB y crítico acérrimo del gobierno de Vladimir Putin, falleció en un hospital londinense tras haber ingerido altas dosis del isótopo radioactivo.
Esos rastros de polonio 210 fueron hallados en varios sitios de Londres visitados por Lugovoi, quien niega cualquier implicación en el caso.
En tanto, ayer el canciller británico, David Miliband, afirmó sentirse "decepcionado" por la decisión rusa, que calificó de "completamente injustificada".