SAO PAULO.- Algunos controladores aéreos de Brasil que estaban en el centro de control de Manaos (Cindacta 4), cuando el sábado se produjo un cortocircuito que generó caos en los principales aeropuertos nacionales, rechazaron hoy la hipótesis de sabotaje levantada por el comando de la aviación, informó la agencia Estado.
"La Aeronáutica está buscando una válvula de escape. Y la válvula de escape más posible es echarnos la culpa a nosotros", dijo uno de los controladores citado por el medio. "No existen medios físicos para hacer un sabotaje. No somos terroristas", agregó.
La falla provocó un corte de energía eléctrica en el Cindacta 4 durante la madrugada, horario en que se concentran las llegadas y partidas de vuelos internacionales, y arreció las críticas contra la gestión del sector aéreo del presidente Luiz Inacio Lula da Silva, la cual es considerada "pésima" o "mala" para el 43 por ciento de los brasileños que viven en Sao Paulo, según un estudio de Datafolha divulgado hoy.
Durante el desperfecto, los controladores tuvieron que trabajar a oscuras y sin poder comunicarse con las 17 aeronaves que sobrevolaban la región durante más de dos horas, debido a que dejaron de funcionar los radares y las radios.
Según el portal G1 de la Rede Globo, el comando de la Aeronáutica, que abrió un proceso de investigación para averiguar las causas de la avería, sospecha que el cortocircuito haya sido producto de un sabotaje porque la anomalía detectada en dos de los generadores no debería haber provocado el corte de energía.
El comandante de la Aeronáutica, Juniti Saito, viajó hoy sorpresivamente al Cindacta 4, que controla el tráfico aéreo en los estados de Amazonas, Roraima, Mato Grosso y parte de Pará, con el objetivo de seguir de cerca las investigaciones.
Según la agencia Estado, la Aeronáutica dijo que los técnicos que trabajan en la investigación consideran "extraño" que todos los mecanismos usados en situaciones de emergencia, como generadores de energía de reserva, hayan fallado en el Cindacta 4.
Sin embargo, el portavoz de los 12 controladores que trabajaban en el lugar en la madrugada del sábado, dijo que ninguno de ellos podría acceder a la red eléctrica del centro para apagar toda la red de energía del Sistema de Vigilancia de la Amazonia (SIVAM), donde funciona el centro de control.
"Ese sistema es un cáncer. Es obsoleto. No tenemos la culpa si los tres generadores de energía del Cindacta 4 no funcionaron", aseveró el funcionario militar. "Ellos están diciendo que los controladores sabotearon, eso es un absurdo", agregó.
La Aeronáutica afirma que mientras duró el cortocircuito las aeronaves que sobrevolaban la región no corrían riesgo, pero un controlador citado hoy por el diario Folha de Sao Paulo, opinó que el desperfecto "podría haber provocado una nueva tragedia".
El funcionario puso como ejemplo el caso de un avión ABSA Cargo Airline, de ruta internacional, que a partir de Manaos debería haber cambiado de altitud y no lo hizo, pasando a volar en dirección contraria por no poder entrar en contacto con las torres de control.
La falla en el Cindacta 4, que funciona como una "puerta de entrada al país" ya que concentra el 90 por ciento de los vuelos provenientes de Estados Unidos y Centroamérica, provocó un efecto en cadena de atrasos y cancelamientos de vuelos en los principales aeropuertos nacionales e interfirió en varios vuelos provenientes del exterior.
Según el último reporte del ente que administra los aeropuertos (Infraero), de los 1236 vuelos programados para arribar o partir de los principales aeropuertos nacionales durante el día de hoy, 544 lo hicieron con atrasos superiores a una hora y 120 fueron cancelados.
"Nunca vi una situación igual en 30 años de profesión", comentó el comandante del vuelo 995 de American Airlines proveniente de Miami, Estados Unidos, al anunciar a sus 245 pasajeros que no podrían aterrizar en su destino, Sao Paulo, y deberían volver a su lugar de origen, debido al desperfecto en Cindacta 4.
El nuevo caos en los aeropuertos, que viene rindiéndole un aluvión de críticas al gobierno del presidente Luiz Inacio Lula da Silva, se suma a la reciente tragedia con el Airbus de TAM, ocurrida sólo diez meses después del accidente del Boeing de Gol que se estrelló en la selva amazónica con sus 154 ocupantes, y aumentó el temor y la inseguridad con relación al sistema aéreo nacional entre usuarios, pilotos y controladores de vuelo.
"Pensé que había ocurrido algo serio y que todo el mundo iba a morir", dijo una de las pasajeras del vuelo 995, citada por el diario Folha de Sao Paulo, quien relató el "ambiente tenso" que se produjo en la aeronave al conocer la información del comandante de que no podrían aterrizar en Sao Paulo, porque no se pudo comunicar con las torres de control.
Ese temor quedó revelado hoy en el estudio del instituto privado Datafolha, que indica que el 53 por ciento de los brasileños que viven en Sao Paulo dice que tiene miedo de volar en avión, y que de ellos, el 84 por ciento asegura que ese temor creció en los últimos 12 meses.
Unas 189 muertes ya fueron confirmadas como consecuencia de la tragedia ocurrida el martes con el avión de TAM, que se estrelló con 187 pasajeros a bordo, y en la que perecieron además un número aún indefinido de personas en tierra. Del total, 57 cuerpos ya fueron identificados.