SEÚL.- La clase política y la opinión pública surcoreanas multiplicaron en las últimas horas sus llamados a Estados Unidos, para que influya en las negociaciones destinadas a liberar a los 21 rehenes del país asiático secuestrados por los talibanes en Afganistán hace dos semanas.
Todos los partidos políticos con representación en el Parlamento surcoreano divulgaron hoy una declaración conjunta en la que piden "cortésmente al gobierno estadounidense y a Naciones Unidas que desempeñen un papel activo para poner fin al asesinato de los rehenes".
"Nuestro gobierno no dispone de medios eficaces para hacer frente a las exigencias de los talibanes", constatan.
Los talibanes, que secuestraron el 19 de julio a 23 surcoreanos en misión evangélica en Afganistán, de los que ya mataron a dos, exigen la liberación de ocho de sus milicianos presos en cárceles afganas a cambio del mismo número de rehenes.
Pero las autoridades afganas se niegan a acatar sus demandas y reclaman la puesta en libertad incondicional de las 16 mujeres cautivas, que según los insurgentes están "todas enfermas".
Tras la muerte esta semana del segundo rehén, Seúl se ha rendido ante la evidencia de que es incapaz de poner fin al calvario de sus ciudadanos.
El Ejecutivo surcoreano "no tiene ningún medio eficaz de influir en las decisiones del gobierno afgano", recalcó la Presidencia surcoreana, partidaria de una mayor "flexibilidad" en las negociaciones.
Las organizaciones cívicas del país asiático, conmocionadas por el vía crucis de sus compatriotas, comparten la idea de pedir ayuda a Estados Unidos.
"El gobierno surcoreano debería pedir con firmeza que la administración estadounidense negocie", estimó en un comunicado el movimiento Solidaridad Popular para una Democracia Participativa.
Las familias de los dos rehenes ejecutados tenían previsto acudir hoy a la embajada estadounidense en Seúl en busca de ayuda, según informaciones de prensa no confirmadas.
Los parientes de los 21 rehenes aún vivos ya exhortaron, por su parte, a Washington a implicarse más en el caso.
El gobierno surcoreano ha reforzado su alianza con Estados Unidos en los últimos tiempos, con el envío de efectivos a Irak y a Afganistán, decisión que no siempre ha sido bien percibida por la opinión pública.