MOSCÚ.- Los científicos rusos y extranjeros integrantes de la expedición Ártica-2007 regresaron hoy a Moscú tras investigaciones submarinas sin precedentes justo debajo del Polo Norte y en otras zonas del Océano Ártico.
A bordo del buque laboratorio Académico Fiódorov y el rompehielos nuclear Rossía, la expedición Ártica-2007 navegó durante más de dos semanas en la zona del Polo Norte y recorrió al menos 2.309 millas, informó la agencia rusa Itar-Tass.
El jueves pasado, el batiscafo ruso Mir-1 con tres ocupantes por primera vez en la historia se posó en el fondo del lecho marino justo bajo del Polo Norte a una profundidad de 4.261 metros.
"Estoy feliz de haber estado en las profundidades marinas en dónde nunca estuvo el ser humano durante miles de millones de años", dijo al regresar hoy a Moscú el explorador Artur Chilingarov, uno de los tres ocupantes del batiscafo Mir-1.
Con ayuda de un brazo mecánico, el Mir-1 depositó en el lecho marino una bandera rusa de un metro de altura, hecha de titanio y resistente a la corrosión.
"El descenso y el retorno fueron complicados, pero las tripulaciones demostraron coraje y se cumplió la misión encomendada: la bandera de Rusia está en el Polo Norte", dijo Chilingarov, quien es también vicepresidente de la Parlamento ruso.
Junto al Mir-1 en el lecho marino también se posó el batiscafo gemelo Mir-2, pilotado por el ruso Yevgueni Cherniaev en compañía el científico australiano Michael Mcdowell y el millonario sueco Friedrick Pausen, que pagó tres millones de dólares por participar en la aventura submarina.