LA HABANA.- Unas escasas y discretas celebraciones recordaron hoy en Cuba el 81 cumpleaños del jefe de la Revolución, Fidel Castro, que libra la más dura batalla de su vida contra la enfermedad que le mantiene apartado del poder desde hace más de un año.
Un espectáculo de fuegos artificiales sobre la bahía de La Habana como colofón de los carnavales y en homenaje al cumpleaños del líder cubano, marcó la medianoche pasada el inicio de la celebraciones, que se limitan a algunas actividades culturales y a la proyección de un par de documentales sobre Fidel Castro en la televisión estatal.
El líder cubano, presente en la vida del país a través de las "reflexiones” que comenzó a publicar en medios oficiales en marzo, guardó silencio en el día de su cumpleaños.
El pasado 1 de agosto, en uno de sus artículos, reconoció que se siente acosado "con preguntas" sobre cuándo volverá al poder y recalcó que va a luchar sin descanso para recuperarse.
Aunque tradicionalmente Castro no ha sido muy dado a grandes celebraciones por su cumpleaños, el bajo perfil de las actividades convocadas este año contrasta con los festejos multitudinarios organizados en 2006 por su 80 aniversario, que tuvieron que ser aplazados a diciembre por su grave enfermedad.
Pese a la ausencia de convocatorias masivas, la prensa oficial no ha pasado la fecha por alto y ha dedicado sus primeras páginas al convaleciente jefe de la Revolución, que no aparece en público desde el 26 de julio de 2006, apenas cinco días antes de delegar el poder en su hermano menor, el general Raúl Castro.
"Venceremos" tituló en grandes caracteres "Granma", órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, que dedicó su primera página a los mensajes de felicitación enviados al comandante por los cinco agentes cubanos presos en Estados Unidos acusados de espionaje y recordó en páginas interiores los más de 600 intentos de asesinato de Castro que, según fuentes oficiales, ha acometido EE.UU.
"Incansable gladiador de la verdad", tituló por su parte el semanario "Trabajadores", que en páginas interiores justificó la ausencia y el silencio de Castro en su 81 cumpleaños.
"Todos estamos más tranquilos y esperanzados con las evidentes muestras de recuperación del líder de la Revolución cubana. Más contentos, además, porque Fidel, formado en el rigor de una férrea autodisciplina, ahora se deja cuidar, tal y como el pueblo se lo ha exigido desde hace tiempo", señaló "Trabajadores".
"Lo que cada patriota en este país manifiesta al festejar su cumpleaños 81, no es adulonería ni fanatismo o culto personal", continuó el órgano de la Central de Trabajadores de Cuba, la única organización sindical legalmente reconocida en el país.
Durante el último año, la falta de información sobre su estado de salud y las escasas imágenes difundidas por los medios oficiales -las últimas, el pasado 5 de junio- han ido acabando con las expectativas de la población de volver a ver a su líder enfundado en su uniforme verde olivo y arengando a las masas.
En la calle, los cubanos siguen ocupados en resolver sus necesidades diarias y pocos son los que esperan alguna "sorpresa" por el 81 cumpleaños de Castro.
"Ya la gente se acostumbró a esto y no esperan sorpresas", apuntaba hoy un vecino de Miramar.
"Fidel nunca ha sido de grandes celebraciones por su cumpleaños y menos ahora que está enfermo", comentaba otra vecina de este barrio residencial del oeste de La Habana.
A juicio del disidente Elizardo Sánchez, experto en teoría marxista, los cubanos han desarrollado un "mecanismo defensivo para pasar página", aunque "indudablemente su ausencia en un día como éste es significativa y la gente lo asume como una mala señal", apuntó.
Pero, "más allá de si aparece o no, persiste una extraña dualidad en la que él no deja los poderes del Estado y del gobierno ni el hermano los ejerce plenamente, y ya ha pasado todo un año en que no habido cambios en la estructura de la economía ni el sistema de leyes", opinó Sánchez.
Nacido en Birán (oriente), el 13 de agosto de 1926, Fidel Castro ha conducido el timón de la Revolución desde 1959, lo que le convierte en el líder occidental que más tiempo lleva en el poder, con la excepción de la Reina Isabel II.
Después de resistir a la caída del bloque soviético, a los intentos de asesinato planeados por la CIA y al desgaste de casi medio siglo en el poder, Castro convalece en un lugar que se mantiene en secreto, convertido en testigo excepcional de su propia sucesión.