ISLAMABAD.- El gobierno de Pakistán suspendió el arresto domiciliario que había impuesto hoy a Benazir Bhutto para impedirle acudir a un mitin contra el estado de excepción, un confinamiento que la ex Primera Ministra intentó saltarse con la ayuda de sus seguidores.
"El arresto domiciliario fue levantado" porque respondía a una situación de seguridad muy específica que ya no existe, anunció el secretario de Estado del Ministerio del Interior paquistaní, Kamal Shah.
El gobierno sostuvo a lo largo del día que se trataba de una orden de confinamiento temporal "para impedirle que se expusiera a amenazas de atentado suicida muy serias".
Bhutto intentó en vano salir de su casa en Islamabad para asistir a una reunión de su Partido del Pueblo Paquistaní (PPP) en protesta contra el estado de excepción decretado el sábado pasado por el Presidente Pervez Musharraf, con quien llevaba meses negociando un reparto de poder.
La dirigente, que intentó en varias ocasiones salir de la casa, aprovechó para presentarse como la "salvadora" de los paquistaníes.
A primera hora de la tarde, cientos de policías que acordonaban su casa la dejaron salir en coche.
"Soy su hermana, no estoy armada y lucho por la democracia", dijo a un policía que al final le abrió paso.
Pero le dieron el alto en una segunda barrera policial.
"Algunas mujeres de mi partido quitaron los alambres de espino con sus manos", contó la dirigente, que concedió diversas entrevistas telefónicas sin dificultades.
Desde la instauración del estado de excepción, las autoridades cortaron en varias ocasiones la red de telefonía móvil cuando diversos líderes políticos y magistrados insubordinados intentaron hablar con los medios de comunicación o asistir a reuniones organizadas por la oposición.
La ex Primera Ministra tuvo que detenerse por tercera vez, cuando unos vehículos blindados le cortaron el paso.
"No quiero que Pakistán se convierta en un Irak. Quiero salvaros", gritó por un altavoz dirigiéndose a sus seguidores, a los policías y a una nube de periodistas antes de resignarse y entrar en su casa.
Rawalpindi, una gran ciudad a las afueras de Islamabad, donde debía celebrarse el mitin del PPP, había sido tomada por 6.000 policías.
Las fuerzas del orden recordaron ayer que cualquier congregación pública quedaba prohibida por el estado de excepción, pero principalmente por "amenazas muy precisas" de ataques terroristas.
Según el jefe de la policía de la ciudad, Saud Aziz, hasta ocho kamikazes de movimientos afines a Al Qaeda habían entrado en Rawalpindi en los últimos días con bombas preparadas para estallar.