LONDRES.- El nuevo escándalo de las donaciones ilegales al laborismo salpica a Gordon Brown después de que la número dos del partido, Harriet Harman, implicase a uno de los más estrechos colaboradores del Primer Ministro en su propia decisión de aceptar uno de esos donativos canalizados a través de terceros.
La Comisión Electoral ha pedido a la Policía Metropolitana que investigue si la donación de 858.000 euros al laborismo por el empresario del sector inmobiliario David Abrahams a través de terceras personas violó la ley británica sobre financiación de partidos.
Brown podría convertirse así en el segundo jefe del Gobierno británico en ejercicio en ser interrogado por la policía en relación con la supuesta financiación irregular del partido gobernante.
El primero fue Tony Blair, que tuvo que defenderse de la acusación de que su partido había ofrecido títulos honoríficos a sus generosos benefactores del mundo empresarial.
Al implicar en lo ocurrido al círculo de Brown, Harriet Harman parece luchar por su propia supervivencia política y algunos medios británicos hablan ya de “guerra abierta” en el seno del laborismo.
Harman, que es, además de número dos del laborismo, líder de la Cámara de los Comunes y esposa del tesorero del partido, Jack Dromey, acusó la pasada noche al coordinador de la campaña de Brown para suceder a Tony Blair de haberle propuesto que aceptase una donación de Abrahams realizada a través de una tercera persona.
Según Harman, aquél le recomendó que aceptara un cheque de 5.000 libras (unos 7.000 euros) pese a haber rechazado él mismo una donación de la misma persona para la campaña de su jefe, Gordon Brown.
En la conferencia de prensa que ofreció el martes en el número 10 de Downing Street, el Primer Ministro no mencionó para nada la participación de su hombre de confianza en la recaudación de fondos de la número dos del laborismo.
Tampoco reveló que el propio Abrahams había llamado a sus colaboradores para informarles de que había una mujer, que resultó ser la secretaria del empresario, dispuesta a dar dinero a la campaña.
Desde que estalló el escándalo se ha sabido que el principal recaudador de fondos del Partido Laborista, Jon Mendelsohn, sabía desde hacía dos meses que Abrahams había utilizado a terceros para canalizar sus donaciones al laborismo.
El escándalo se ha cobrado ya su primera víctima en la persona del secretario general del partido, Peter Watt, que dimitió de su puesto el pasado lunes tras reconocer que no había informado a la Comisión Electoral de la identidad real de la persona que había hecho esos donativos a través de intermediarios.
Brown admitió esta semana que los donativos recibidos de Abrahams eran “ilegales” y su portavoz aseguró que el Partido Laborista cooperará “plenamente” con la investigación policial.
"El Primer Ministro no tiene nada que ocultar y se alegra de que se produzca una investigación para aclarar un asunto tan grave,” dijo el portavoz.
El personaje en el centro del escándalo, David Abrahams, se ha servido desde el 2003 de cuatro intermediarios para camuflar sus donativos al partido laborista.
Abrahams, empresario del sector inmobiliario conocido en círculos judíos y de los amigos de Israel, entregaba el dinero a esas personas, que lo hacían luego llegar en forma de cheques a las campañas de distintos políticos laboristas.
El estallido de este nuevo escándalo ha hecho mella en la popularidad del laborismo.
Un sondeo que publica hoy el diario “The Daily Telegraph” indica una ventaja de once puntos -un 43 por ciento frente a un 32 por ciento- de la oposición conservadora frente a los laboristas, la mayor diferencia registrada entre los dos partidos desde los años en los que la conservadora Margaret Thatcher estaba al frente del Gobierno.