Gore se ha transformado en una de las figuras más importantes en la lucha contra el cambio climático.
EFEOSLO.- El Premio Nobel de la Paz fue oficialmente entregado hoy en Oslo al estadounidense Al Gore y al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre la Evolución del Clima (GIEC) por sus acciones contra el calentamiento climático.
El ex vicepresidente estadounidense y el indio Rajendra Pachauri, presidente del GIEC, recibieron una medalla de oro, el diploma Nobel y un cheque de 1,1 millón de euros de manos del presidente del comité Nobel, Ole Mjoes.
Gore y el GIEC -grupo de unos 3.000 expertos coordinados por la ONU- comparten el Nobel por contribuir a sensibilizar a la opinión mundial sobre los efectos potencialmente dramáticos del calentamiento planetario.
Durante la solemne ceremonia de entrega del premio, el Comité Nobel de Noruega resaltó el compromiso de los galardonados con la lucha por evitar una catástrofe climática y sus exitosos esfuerzos para extender "un gran conocimiento del cambio climático causado por la acción del hombre".
En su discurso de agradecimiento, Gore pidió, en presencia del rey noruego Harald V, una rápida movilización mundial para reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2). Esta movilización debe ser tan decidida como hasta ahora sólo se ha visto ante las guerras, subrayó el también ex candidato presidencial demócrata.
"Debemos encontrar rápidamente un camino para movilizar a toda la civilización para que actúe con urgencia y responsabilidad común como sólo se ha visto en una guerra", dio recordando la Segunda Guerra Mundial, cuando una generación anterior "encontró la autoridad moral para solucionar la crisis del momento con la victoria sobre el fascismo".
"Nosotros, los hombres, tendremos que enfrentarnos a un caso de emergencia global. La tierra tiene fiebre y la fiebre aumenta", alegó.
La actual conferencia climática que tiene lugar en Bali (Indonesia) debe concluir con un "acuerdo visionario" cuyo resultado sea ratificado y entre en vigor a más tardar a comienzos de 2010. Para que continúe el proceso de lucha contra los gases de efecto invernadero, Al Gore apostó por cumbres anuales trimestrales en las que participen todos los jefes de Estado y gobierno hasta que el acuerdo se realice.
Gore pidió también una prohibición total de nuevas centrales térmicas de carbón mientras sus emisiones de CO2 no puedan almacenarse de forma completa. Según el ejemplo de la UE, también Estados Unidos y China deben aceptar "un precio por la contaminación con CO2" mediante el comercio de cuotas de emisión. Gore apostó también por una mayor carga fiscal para las emisiones.
El jefe del GIEC, fundado en 1988, el indio Rajendra Pachauri, destacó en su discurso de agradecimiento que frenar el calentamiento global es quizá "la cuestión de seguridad más decisiva de nuestro tiempo", poniendo en estrecha relación el cambio climático y la paz mundial.
Sobre todo en África y en las regiones más pobladas de Asia, el calentamiento global conducirá a inestabilidad y a conflictos que dejarán de ser controlables. "Pese a ello, la humanidad tiene la posibilidad de hacer frente a esa amenaza", añadió. Anteriormente, se refirió al año 2015 como el momento límite en el que se debería lograr una reducción de las emisiones globales, según la opinión de expertos científicos.