PARÍS.- De visita en París, el coronel libio Moammar Jaddafi se mantuvo fiel a su leyenda y plantó su carpa de beduino en pleno centro de París, rodeado por un grupo de "amazonas", que son escoltas del revolucionario.
Frente al palacio presidencial del Elíseo, una imponente bandera verde de la Jamahiriya libia flamea al viento frío del invierno boreal en la entrada de la residencia de Marigny.
Es en esta residencia oficial de la República francesa que el "Guía" se instaló durante los cinco días de su visita que provocaron una ola de protestas que, según dijo, no le incomodan.
Francia rindió los honores protocolares correspondientes a todo jefe de Estado extranjero, con alfombra roja y saludo de la Guardia Republicana en la Asamblea Nacional, a quien durante años estuvo al margen de las naciones por apoyar el terrorismo y para el cual las elecciones sólo son una "farsa".
El mismo despliegue tuvo lugar la víspera en el Elíseo, adonde Jaddafi llegó en una limusina blanca.
Un miembro de su delegación explica que no duerme en la carpa, pero recibe a sus invitados "como señal de fidelidad a sus orígenes beduinos".
Tiene varias tiendas de campaña, de más o menos 200 metros cuadrados cada una, decoradas con motivos libios y una de las cuales transporta en cada uno de sus viajes.
Jaddafi sólo confía en su guardia para su seguridad y en su puñado de "amazonas", estudiantes u oficiales de la Academia militar de Trípoli, que le siguen a todas partes.