BUENOS AIRES.- El Presidente de Colombia, Álvaro Uribe, insistió hoy en su propuesta a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) de crear una "zona de encuentro rural despoblada" para negociar un canje de secuestrados por rebeldes presos.
En ese sentido, se inclinó por "una zona de encuentros donde no haya policías ni ejércitos, donde las personas que lleguen allí para el diálogo humanitario lleguen desarmadas y con observadores internacionales", reiteró Uribe tras una reunión de media hora con la recién asumida Presidenta argentina, Cristina Fernández.
"Mientras hemos hecho todos nuestros esfuerzos, la respuesta que hemos tenido de las FARC es el asesinato de varios de los secuestrados", subrayó Uribe.
Uribe dijo que su entrevista con la Mandataria fue "muy constructiva, muy sincera", y señaló que en la conversación se abordó el tema de los rehenes.
Señaló que mientras su gobierno ha permitido "gran cantidad de facilidades, hemos ordenado la liberación de 167 integrantes de las FARC".
"Si bien hay que preocuparse por la liberación de los secuestrados, también hay que preocuparse por la ciudadanía", indicó.
Agregó que en los últimos 10 años las FARC no han devuelto 750 secuestrados, "como dicen sus familias (...) o por lo menos que sepamos si los mataron donde están enterrados, pero que nos quiten la incertidumbre, que agrava el dolor".
Uribe señaló que la presidenta "tiene toda la preocupación comprensible, tiene todo el dolor que producen las imágenes de Ingrid Betancourt", en cautiverio desde 2002, y que fue vista en un reciente video bastante delgada y reflejando su tristeza.
Ayer, el ministro colombiano de Defensa, Juan Manuel Santos, afirmó que "se agotó el margen de maniobra" oficial con la propuesta a las FARC de crear una "zona de encuentro".
"Ojalá en esta ocasión (los rebeldes) digan que sí porque el gobierno ya agotó el margen de maniobra y por eso necesitamos una respuesta positiva de las FARC", dijo Santos en un entrevista con la cadena RCN radio.
Las FARC demandan una zona sin militares y policías, como garantía de seguridad para sus voceros, para poder negociar la entrega de al menos 46 secuestrados, entre ellos Ingrid Betancourt y tres estadounidenses, a cambio de cientos de guerrilleros en las cárceles.