LIMA.- El ex presidente peruano Alberto Fujimori admitió el miércoles que su ex asesor Vladimiro Montesinos era "el hombre clave" en su Gobierno para las operaciones especiales y de inteligencia, mientras que negó conocer sobre detenciones a sus opositores.
Fujimori, quien encara un juicio por la matanza de 25 personas a manos del escuadrón militar y el secuestro de opositores entre 1991 y 1992, se había acogido anteriormente al "derecho de silencio" frente a las preguntas sobre el poder que ejerció su ex jefe de espías en su Gobierno.
Montesinos, que para muchos tenía el poder bajo la sombra de Fujimori, fue asesor de inteligencia durante la gestión del ex mandatario y los fiscales buscan la relación entre ambos en cuanto a la actuación de un escuadrón de la muerte que ejecutó extrajudicialmente a sospechosos guerrilleros.
"En la práctica Montesinos era el hombre clave, el que llevaba la pauta y el especialista de inteligencia", dijo Fujimori.
El ex mandatario afirmó a la sala que no coordinaba directamente con los oficiales de inteligencia la ejecución de las operaciones especiales, sino más bien era su ex asesor Montesinos, quien está preso por cargos de corrupción y tráfico de armas, que se reunía con los militares para esos casos.
"Montesinos era quien coordinaba los cinco servicios de inteligencia, en dos frentes interno y externo (...). Eran operaciones especiales de inteligencia", señaló.
"Era un hombre habilísimo en inteligencia, yo no lo puedo negar. Independientemente de sus delitos, contribuyó a desarmar a Sendero (Luminoso) y al MRTA (Movimiento Revolucionario Túpac Amaru)", afirmó. "Era número uno", agregó Fujimori.
Desconoce actividad de grupo "Colina"
Fujimori reiteró sin embargo que desconocía la actividad de un escuadrón de la muerte llamado "Colina", aunque dijo que fue Montesinos quien le habló en 1993 sobre la existencia de un posible grupo militar que habría cometido abusos.
El abogado de las víctimas de abusos a los derechos humanos, Carlos Rivera, dijo que Fujimori debía de conocer los operativos de inteligencia que se realizaron porque tras un autogolpe de abril de 1992 "él dejó de ser presidente constitucional y se convirtió en dictador del país".
"(Fujimori) dejó que todos los poderes y atribuciones legales se concentraran en sus manos y por tanto no tenía que consultar o recibir asesorías de nadie. El era el máximo mandatario y el jefe del golpe de estado", señaló.
El ex presidente justificó en la audiencia la aprobación de una ley de amnistía durante su gobierno, el cual exoneró a un grupo de militares de cargos de abusos a los derechos humanos, alegando que fue una iniciativa para lograr la pacificación.
La ley, promulgada en 1995, benefició a los autores de la matanza de 25 personas, quienes habían sido señalados culpables de la ejecución extrajudicial en un fuero militar.
El ex mandatario, que gobernó Perú con mano dura entre 1990 y el 2000, fue extraditado en septiembre desde Chile, donde permaneció dos años tras su sorpresiva llegada desde Japón.
La Fiscalía acusa a Fujimori de homicidio, asesinato, lesiones graves y secuestro y pide 30 años de cárcel.
"Lo que (Fujimori) ha referido es que no daba órdenes de operativos militares, pero sí él dictó la política que nos salvó a todos con el menor costo posible", dijo por su parte el abogado de Fujimori, César Nakazaki, a periodistas.
De otro lado, el ex presidente, de 69 años, negó haber conocido los secuestros y detenciones arbitrarias de algunos opositores a su Gobierno, tras el autogolpe de 1992.
"No recuerdo quien me informa que se estaba produciendo esto y en la medida que me entero yo voy indicando que por favor no había razón para ello", precisó Fujimori.
Entre los detenidos en esa época estaba el actual primer ministro, Jorge del Castillo, el periodista Gustavo Gorriti y el empresario Samuel Dyer.
"Me llama la atención que el señor Gorriti estuviera detenido, me llama la atención poderosamente (...) Di la disposición de que fueran liberados. No conocía nada", afirmó.
La audiencia, que duró casi seis horas, se desarrolló en el cuartel policial en el que Fujimori permanece recluido desde que fue extraditado, con la presencia de dos de sus hijos.