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Santiago: Viernes 27 de septiembre del 2024 | Actualizado 07:44
BUENOS AIRES.- La presidenta argentina, Cristina Fernández, descartó hoy nuevos cambios en su gobierno, tras el relevo del jefe de gabinete en el marco de una crisis política sin precedentes en los últimos cinco años.
Fernández respondió con un seco y escueto "no" a preguntas sobre la posibilidad de nuevos cambios en su equipo, durante la rueda de prensa ofrecida en la residencia oficial de Olivos, la primera convocada por un presidente argentino desde 1999.
La presidenta reivindicó a algunas de las más polémicas figuras de su gabinete, como el secretario de comercio, Guillermo Moreno, e instó a los medios a evitar "satanizar" a los funcionarios.
La comparecencia de la mandataria ante los medios de comunicación se produce tras la crisis política provocada por un conflicto de cuatro meses con el sector agrario, que precipitó la renuncia de Alberto Fernández, considerado el hombre fuerte del Ejecutivo.
Fernández se había desempeñado como jefe de gabinete desde 2003, cuando fue designado por Néstor Kirchner, esposo de la presidenta argentina y su antecesor en la Presidencia.
El relevo de Alberto Fernández, sustituido por el joven peronista Sergio Massa, se produjo tras la derrota en el Senado de la propuesta gubernamental que subía los impuestos a la exportación al sector agrario, con el voto decisivo del vicepresidente del país, Julio Cobos.
La presidenta evitó hoy calificar el voto de Cobos en contra de su Gobierno y se limitó a señalar que la Constitución define cuales deben ser los roles de cada uno en el Ejecutivo.
"Hay que desdramatizar, cada uno es responsable de las acciones políticas que realiza (...) no voy a adjetivar la decisión del vicepresidente", señaló.
La decisión de Cobos, un disidente del radicalismo que se sumó a una operación de concertación con el peronismo impulsada por Kirchner para ganar votos en las elecciones del pasado octubre, fue seguida de una "depuración" de varios funcionarios de menor nivel que habían llegado a la administración de la mano del vicepresidente.
La crisis con el campo provocó también el relevo del secretario de Agricultura, Javier de Urquiza, que fue sustituido por Carlos Cheppi, a mediados de julio.
La primera víctima política del conflicto entre el Gobierno y el campo fue el joven ministro de Economía, Martín Lousteau, quien tuvo que renunciar a los pocos meses de su nombramiento por ser considerado el impulsor de la reforma tributaria que derivó en el enfrentamiento con el sector agropecuario.
