DENVER.- Las autoridades judiciales estadounidenses descartaron que los tres hombres detenidos el lunes en Denver tuvieran un plan para asesinar al aspirante presidencial Barack Obama, que el jueves estará en esa ciudad para aceptar oficialmente la candidatura del Partido Demócrata.
El fiscal estadounidense Troy Eid anunció ayer en conferencia de prensa que los investigadores no habían encontrado pruebas suficientes para determinar la existencia de un plan creíble para matar a Obama. "Hay insuficiente evidencia de que hubiera algún tipo de plan o amenaza, pero nos mantendremos abiertos al investigar", dijo Eid.
Tras una exhaustiva pesquisa, los expertos concluyeron que los tres arrestados eran simplemente drogadictos que no representaban una verdadera amenaza para el candidato del Partido Demócrata, que el lunes inició en Denver, Colorado (oeste), su convención nacional para oficializar su fórmula presidencial para las elecciones de noviembre.
"La evidencia es insuficiente para representar en este momento una real amenaza, complot o conspiración contra el senador Obama", insistió el fiscal.
Tres personas fueron arrestadas el lunes por la noche en Denver sospechosas de querer matar a Obama el jueves en el estadio Invesco de la ciudad, donde su candidatura a la Casa Blanca será proclamada oficialmente ante 75.000 personas que desde hace días agotaron las localidades.
Uno de los arrestados habría admitido que pretendían "dispararle a Obama desde una alta posición estratégica con (...) un rifle (...) desde una distancia de 750 metros", según medios locales.
Al parecer, el asesinato iba a ser perpetrado cuando Obama diera su discurso de aceptación del nombramiento al frente de la fórmula del Partido Demócrata a las elecciones de noviembre, que podrían convertirlo en el primer Presidente negro en la historia de Estados Unidos.
El director de comunicación de Obama, Robert Gibbs, indicó ayer más temprano que el programa del candidato se mantenía sin cambios pero rechazó comentar la investigación en curso, a esa hora aún en curso.
El caso empezó con el arresto el domingo de un automovilista sospechoso de conducir ebrio y la Policía descubrió en su vehículo dos rifles, walkie-talkie, un visor telescópico, un chaleco antibalas, municiones y metanfetamina, una droga muy potente.
Esa detención condujo a otras dos, entre ellas la de un simpatizante pro-nazi, que tenía una esvástica y es sospechoso de vínculos con grupos racistas que proclaman la supremacía de los blancos.
La pesquisa estuvo comandada por el Servicio Secreto estadounidense, a cargo de coordinar la seguridad con el FBI y las fuerzas conjuntas de combate al terrorismo en el marco de la convención nacional demócrata en Denver.
Barack Obama, que el miércoles llega a Denver para al día siguiente ser proclamado en el estadio local de football americano, es el candidato que más tempranamente recibió la protección del Servicio Secreto en la historia de las campañas electorales estadounidenses.
Un gigantesco dispositivo de seguridad fue desplegado en Denver, con entre 3.000 y 5.000 policías y personal de seguridad de 55 agencias federales, incluidos el FBI, la CIA y el Ejército, que patrullan las calles de la ciudad ubicada a 1.600 metros de altura en las montañas Rocosas de Colorado (oeste) que suma, con sus alrededores, a unos dos millones de habitantes.